El cambio climático, una amenaza para el turismo en España
21 de junio de 2019"Si la temperatura sube por encima de los límites establecidos en el Acuerdo de París, existe un claro riesgo de que España se convierta en un desierto como el Sáhara", dijo el economista británico Nicholas Stern, que ya señaló las consecuencias del cambio climático en su "Informe Stern" en 2006, durante una conferencia en San Sebastián.
Mientras la activista climática Greta Thunberg moviliza a los jóvenes de España, muchos se preguntan si los legisladores del país realmente han recibido el memorándum sobre la importancia de la protección ambiental y las energías renovables para la nación del sur de Europa.
Miles de migrantes del Sáhara occidental arriesgan sus vidas tratando de cruzar el estrecho de Gibraltar cada año debido al calor y la falta de lluvia en sus países de origen. Esto podría suceder pronto en Andalucía, donde la mayoría de los refugiados llegan cuando sobreviven al viaje a través del mar. El Banco Mundial calcula que 80 millones de africanos emigren a Europa en los próximos años debido al cambio climático. Debido a su ubicación e historia, España es un punto focal para muchos de estos refugiados.
España, ¿una potencia mundial verde?
En la reciente reunión Med7 de los países mediterráneos, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, dijo que su nación tenía que tomar la iniciativa en la protección del clima en Europa, lo que indica que el aumento de las temperaturas y los fuertes vientos ya están afectando la fuente de ingresos más estable de España: el turismo.
El turismo sigue siendo el sector que más ofrece empleos en España, un país que tradicionalmente sufre de un alto desempleo estructural. Para el Gobierno está claro que el sector turístico tiene que ser apoyado de cualquier manera posible.
Esta es la razón por la que Sánchez asistió a la conferencia sobre cambio climático "Change the Change" en San Sebastián a principios de este año para apoyar el llamado a acelerar las medidas de protección del clima. "Tenemos que ser serios para alcanzar nuestros objetivos climáticos", dijo Sánchez, quien aspira a encabezar la campaña contra la crisis climática en Europa.
Sánchez pretende presentar a Teresa Ribera, su ministra de Medio Ambiente y Energía, para el puesto de vicepresidenta de la Comisión Europea. Luis Merino, de la revista Energías Renovables, la ha elogiado recientemente por eliminar un impuesto a los paneles solares autoinstalados, argumentando que Ribera ha preparado el terreno para una nueva política energética en el país.
Del mismo modo, Merino considera a Ribera como una ministra muy talentosa y competente en el gabinete de Sánchez; hace diez años, como secretaria de Estado de José Luís Rodríguez Zapatero, comprendió, según Merino, que el camino natural de España era la energía solar, pero en ese momento los paneles aún eran demasiado caros.
Tomando la delantera
En este momento, España todavía tiene que importar 40 mil millones de euros en gas y petróleo al año, principalmente de Argelia y Arabia Saudita. En este contexto, España podría ahorrar al menos parte de ese dinero al impulsar la energía solar. El país cuenta con 3.000 horas de sol al año y tiene muchas áreas no utilizadas donde se pueden construir parques solares, dice José Carlos Díez, de la Universidad de Alcalá, cerca de Madrid. "Producimos un megavatio de electricidad solar por 30 euros; en Alemania y Francia pagas 40 euros por la misma cantidad; en Gran Bretaña incluso 60 euros", reveló Díez.
Los costos de la energía también son cruciales para el sector turístico, ya que este –responsable del 15 por ciento del producto interno bruto– es uno de los mayores consumidores de energía. La aviación comercial y la industria de cruceros se han convertido cada vez más en blanco de críticas de grupos de presión ambiental.
Los ecologistas también han criticado el alto consumo de agua en hoteles y en campos de golf. El tratamiento del agua también se ha identificado como un problema importante. En zonas turísticas como Mallorca, las Islas Canarias o Benidorm, el agua del grifo todavía tiene que ser filtrada. Se consume mucha energía en las aproximadamente 750 plantas desalinizadoras, que bombean la sal al océano, cambiando, de paso, el paisaje submarino cerca de las costas.
La desalinización, que se ha utilizado en España desde 1964, ha allanado, en primer lugar, el camino para el turismo masivo. Hoy, España es el país que desala más agua después de Arabia Saudita, Estados Unidos y los Emiratos Árabes Unidos, según datos de la asociación de la industria AEDyR. El agua desalinizada se utiliza en la agricultura y en muchos campos de golf, que también se evidencia en las zonas secas del sur del país.
La amenaza del nivel del mar
España no solo es un imán turístico, sino que también es uno de los mayores exportadores mundiales de productos agrícolas; el sector agrario también ha provocado la ira de los ecologistas. Los activistas del medioambiente dicen que los agricultores desperdician mucha agua, usan pesticidas y dañan el suelo a través de dudosos planes de cultivo. Al menos esa es la opinión del empresario de tecnología Rafael Álvarez, residente en Madrid.
"El aumento del nivel del mar es un gran problema para España", dice Álvarez, quien está convencido de que, en los próximos años, muchas playas y campos se inundarán. En el norte del país, hay una creciente erosión del suelo a lo largo de los 5.978 kilómetros de costa donde el 90 por ciento de todos los turistas pasan sus vacaciones.
Por su parte, Íñigo Losada, director de investigación del Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria, advierte de que los propietarios de casas de vacaciones y de cadenas hoteleras se verán fuertemente afectados. Si los arrecifes de coral desaparecen, el buceo se vuelve menos atractivo para los turistas, argumenta Losada. Además, el peligro de que las zonas costeras se inunden tampoco ayudará al turismo, agrega.
Con Meliá, Barceló, Iberostar y Riu, España tiene importantes empresas de turismo en todo el mundo que ya están planeando hacer frente a las emergencias. Meliá ya ha preguntado acerca de cómo los hoteles en las regiones afectadas pueden obtener paquetes de seguros adecuados. Losada dice que los propietarios alemanes de casas de vacaciones en España deberían hacer lo mismo. "No tengo forma de saber si podremos detener los efectos del cambio climático", advierte, indicando que, en su opinión, algunas personas ya deberían mudarse para estar en el lado seguro. "Pero nadie quiere hablar de esas cosas", dice Tim Wirth, abogado de bienes raíces, también activo en Mallorca. "Porque tienen miedo de que la gente pueda entrar en pánico", añade.
(few/ms)
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