El arriesgado boom de Birmania
6 de agosto de 2013
Ramas tupidas de hojas de color verde oscuro y zarcillos de madera cuelgan sobre la serpenteada senda creada con las pisadas de los elefantes. Un grupo de elefantes está siendo entrenando para trabajar como bestias de carga en el futuro. Inicialmente, a modo de preparación, los paquidermos cruzan la densa selva con los turistas en sus lomos. Durante esta fase, caminan pesadamente por la maleza y los murmurantes arroyos, y por las noches, son liberados para pasear junto a sus congéneres salvajes
Sin embargo, el bosque se encuentra en peligro, ya que los inversionistas extranjeros compraron un área que fue parte del hábitat de los elefantes y que está cerca de Ngwesaung, una ciudad en la costa oeste de Birmania. El objetivo de los extranjeros es hacer negocios en la agroindustria con plantaciones de caucho que los birmanos llaman el "oro blanco".
"El presidente y su coalición prácticamente ofrecieron el país a la venta a los inversionistas extranjeros", dijo Kevin Woods que trabaja en Myanmar para la fundación para la protección de los bosques, Forest Trends.
"Los inversionistas están principalmente interesados en la explotación de los recursos naturales, la explotación minera, el petróleo y gas, los recursos hídricos, así como los suelos, especialmente para la agroindustria", dijo Woods que también está haciendo su doctorado sobre el tema en la Universidad de California, Berkeley.
"El próximo frente de inversión agrícola"
El gobierno de Birmania, encabezado por el presidente Thein Sein, ha puesto en marcha una serie de reformas cuyo objetivo es la apertura política y económica del país. Hasta la toma de mando de Sein, el país estaba aislado internacionalmente.
En respuesta a los cambios impulsados por el gobierno el año pasado, la Unión Europea y los Estados Unidos han dejado sin efecto las sanciones económicas y comerciales que antes habían impuesto a la junta militar que regía con mano de hierro. Ahora, el camino está libre para la inversión internacional en el empobrecido país.
"El gobierno de Myanmar apuesta todo por la inversión extranjera directa en el sector agrícola. Este año, el interés de los inversionistas globales se ha incrementado considerablemente, sobre todo de los países occidentales El levantamiento de las sanciones hará posible que el país, con el apoyo legal y político del gobierno central, pronto sea la región más grande del mundo apta para la inversión agrícola", explicó Woods.
Biodiversidad amenazada
La inversión extranjera que llega ahora a Birmania es una buena noticia para la economía del país que debido a las décadas de sanciones y el aislamiento político esta extremadamente empobrecido. Sin embargo, es difícil predecir lo que el boom económico significará para la extraordinaria biodiversidad de Myanmar.
Según datos del “Plan de acción de la Unión Europea sobre la aplicación de las leyes, gobernanza y comercio forestal” (FLEGT, por sus siglas en inglés), los bosques cubre el 47% de la superficie de Myanmar. En el estado de Kachin, por ejemplo, se encuentra el complejo forestal del Norte, una zona en la frontera con la India y China que abarca 31.000 km2 y que es el habitat de tigres, osos, elefantes y cientos de especies de aves. Asimismo, la reserva natural en el valle de Hukaung, también en el norte del país, cuenta con una de las poblaciones de tigres más grandes del mundo.
Los expertos advierten que los inversionistas agrícolas extranjeros suponen una gran amenaza para la biodiversidad. "Se calcula que las concesiones a las empresas agrícolas están intensificando la deforestación en el país con más fuerza que cualquier otra cosa. De hecho, dependiendo de la región, las concesiones son, en algunos casos, incluso solamente una excusa para talar árboles", explicó Woods.
Bonanza para los consorcios agrícolas
Mediante las reformas impulsadas por el presidente Thein Sein han entrado en vigor nuevas leyes sobre la tenencia de tierras. Las nuevas leyes requieren que las partes interesadas, por ejemplo los agricultores, tengan que registrar oficialmente su derecho a la posesión de la tierra, el objetivo es evitar conflictos de propiedad. El gobierno les vendió la idea a los agricultores como una oportunidad de poseer oficialmente las tierras en las que ya trabajan de todos modos desde hace mucho tiempo. Sin embargo, en realidad, son las grandes empresas las que rápidamente se apropian de las tierras mediante este mecanismo.
"Generalmente, quienes reclaman las tierras son personas que pueden pagar los abogados caros. Muchas veces, la gente sencilla ni siquiera entiende las reglas y mucho menos tienen los suficientes fondos para demandar sus derechos legales", explicó Tim Forsyth, experto en desarrollo y medio ambiente de la London School of Economics.
"El gobierno les dice, 'usted no tiene documentos oficiales que confirmen que es dueño de la tierra y por eso se la hemos concedido a los inversionistas' y luego vienen [los inversionistas], ponen un cerco de alambre de púas en el área y plantan sus cultivos", explicó Forsyth.
Hay un comité para las tierras que supuestamente verifica los derechos de los agricultores. No obstante, Aung Kyaw Thein, que trabaja en un programa que promueve la participación cívica en Yangun, no cree que el comité realmente funcione. "El comité sí podrá ver quién tiene tradicionalmente el derecho a ser dueño de las tierras, pero dudo que los miembros del comité estén en condiciones de preservar los derechos de los agricultores. La ley está del lado de los campesinos, pero al final, los aliados del gobierno o quienes pertenecen a las elites serán los que saquen ventaja", acotó Thein.
Como resultado, el número de concesiones de títulos de tierras a los consorcios agrícolas se ha incrementado dramáticamente entre marzo de 2011 y marzo 2012. Han llegado a un 75%, lo que significa que ya casi son 1,2 millones de hectáreas, según datos de Woods.
Puertas abiertas para la protección ambiental
Sin embargo, la apertura del país no significa necesariamente el fin de los exuberantes paisajes y la abundante vida silvestre. Ahora, las organizaciones internacionales y los programas de protección ambiental pueden también trabajar mucho mejor en el país de modo que han puesto toda su energía en tratar de evitar la deforestación.
El Programa FLEGT de la Unión Europea trata de hacer cumplir en Myanmar las directrices internacionales para evitar la tala ilegal y que la madera talada ilegalmente llegue al mercado. Otras organizaciones trabajan en el fortalecimiento de proyectos locales de cooperación para la protección forestal que tienen como objetivo que los habitantes de las pequeñas localidades recuperen el control de las áreas forestales de los alrededores.
Al mismo tiempo, organizaciones como la Sociedad Mundial para la Naturaleza (WCS, por sus siglas en inglés) trabajan con el gobierno para identificar posibles áreas para programas de protección. El gobierno declaró tener el objetivo de proteger una décima parte de la superficie, dijo Robert Tizard, un consultor técnico de WCS en Myanmar "pero hasta el momento, alcanza solamente un cinco por ciento."
"Trabajamos con el gobierno para lograr que el personal existente y los nuevos empleados estén en condiciones de adoptar las tareas de protección. Nos centramos en la parte más septentrional de Birmania y en el sur del país a lo largo de la frontera con Tailandia", dijo Tizard.
"El desafío más grande es en esta fase de transición que el marco jurídico aún no está fijado y la gente no está segura de cómo hacer frente a las estructuras de poder [pero] creo que el gobierno se está tomando en serio la protección de la biodiversidad. Lo mismo ocurre con el Departamento Forestal en cuanto al el uso sostenible de los bosques" concluyó el especialista.
Autora: Louise Osborne / CS
Editor: Pablo Kummetz