El Bayern golea en patrocinios y publicidad
20 de noviembre de 2014El Bayern no solo arrolla a sus rivales en la cancha, sino que también los tiene completamente doblegados en materia financiera. El gran éxito deportivo del equipo de Múnich se ha convertido en un problema para el resto de clubes en Alemania pues a ellos cada vez les resulta más difícil encontrar patrocinadores, socios comerciales y anunciantes. Tal situación conlleva retos para toda la Bundesliga.
Deutsche Welle conversó al respecto con Wolfgang Holzhäuser, veterano hombre de fútbol que durante largos años trabajó con la Federación Alemana de Fútbol (DFB), contribuyó a la creación de la Liga Alemana de Fútbol (DFL) que administra la Bundesliga, fue gerente del Leverkusen y actualmente es miembro de su Consejo de Supervisión, así como consultor y consejero de otros clubes profesionales.
Señor Holzhäuser, ¿Ya le han preguntado alguna vez si es bueno o malo para la Bundesliga el dominio apabullante del Bayern?
Claro que me lo han preguntado, y yo he contestado que lo que está pasando no es bueno. Lo importante aquí es saber si la Bundesliga acepta esa situación, si acepta que un equipo esté tan lejos de los demás, tan por arriba en materia de finanzas y rendimiento deportivo. Si es así, entonces la cosa no es tan dramática.
¿Por qué?
Porque los puestos detrás del Bayern también son interesantes, porque el número de espectadores no se ha reducido, porque la afluencia de espectadores al estadio se conserva, y sigue siendo mejor que en todo el resto de Europa. La Bundesliga sigue ofreciendo tensión incluso en los partidos en los que no juega el Bayern. Visto así, los clubes todavía no sufren, con énfasis en "todavía" no.
¿Por qué enfatiza el “todavía no”?
Porque ya se ha empezado a ver que los clubes deben superar escollos gigantescos en la búsqueda de patrocinadores. Todos quieren estar con el que tiene éxito y para los demás queda muy poco, y lo que reciben no es lo que deberían, ni tampoco se consigue en las condiciones que ellos plantean sino en las que los demás le dictan.
¿Cuándo se presenta esa situación?
Los problemas aparecen cuando se buscan patrocinadores, socios comerciales y anunciantes. Todos ellos están dispuestos a invertir mucho dinero si les abren la puerta en Múnich, o incluso en Dortmund, pero a los demás ni siquiera les quieren pagar lo que valen. El verdadero peligro de la hegemonía deportiva es que conlleva una superioridad en materia financiera que terminará haciéndole mucho daño a la Bundesliga si no se toman medidas correctivas desde ya .
¿Es la Bundesliga consciente de ese peligro?
No lo creo. Eso se explica porque la Bundesliga es un conjunto de 18 rivales que pelean por sus intereses. No, la tarea de percibir esos peligros, y de evitarlos, es de la Liga Alemana de Fútbol (DFL), que es la que puede maniobrar en dirección a un concepto de mercadeo global que le sirva a todos, incluso en contra de aquellos que se resistan.
¿Entre ellos el propio Bayern?
Yo creo que especialmente el Bayern ya medita sobre lo que está ocurriendo, al fin y al cabo en algún momento sus partidos pueden empezar a perder interés porque la gente ya sabe que ganará, y que ganará por un marcador abultado, y que la única incógnita es el número de goles y quién los anota. En Múnich les toca ocuparse con el tema, revisar si dominar a largo plazo con tanta claridad le sirve a la Bundesliga, y a ellos mismos.
¿Hay que frenar al Bayern, o hay que esperar que el propio Bayern pise el freno para que los demás clubes le alcancen?
El Bayern está obligado a buscar la perfección, a ser el mejor. Su aspiración a llegar por lo menos a los cuartos de final de la Champions League, a ganar siempre la Bundesliga y la Copa Alemana, es comprensible y recomendable. No, al Bayern no se le puede pedir que baje la velocidad. Lo importante aquí no es detener el proceso expansivo del Bayern, sino saber si ellos están interesados en participar y apoyar medidas y cambios que le sirvan a toda la Bundesliga. En vez de bloquear al Bayern hay que encontrar soluciones que le permitan seguir avanzando, y que a la vez sirvan para empujar al resto de los clubes. Uno debe buscar mejorar e incrementar los ingresos para todos.
¿Cómo?
Yo sigo defendiendo mi idea de definir en semifinales y final las principales recompensas que entrega la Bundesliga: el título de campeón, el ascenso y el descenso, la cuarta casilla que clasifica a la Champions League, los cupos a la Liga de Europa. Así tendríamos partidos de gran interés para el público tanto en Alemania como el extranjero. Eso sería muy rentable para todos.
¿Significa eso que un equipo como el Bayern puede dominar la Bundesliga a lo largo del año y al final no sea el campeón?
Claro. Al que domina a lo largo del año eso no le va a gustar, pero es el riesgo inherente de la competición, así es como se recupera la tensión de la liga. Que el Bayern domine y al final no quede campeón es posible, y ya eso le pone sal y pimienta a un torneo en el que lo importante es estar constantemente entre los primeros.
¿Y ese nuevo sistema eliminaría los riesgos financieros de una Bundesliga amenazada por el tedio y la ruina si el Bayern expande su monopolio?
Con el cambio de sistema del torneo habría muchos partidos decisivos e importantes con muchos equipos involucrados. Así los clubes le pueden ofrecer a sus patrocinadores y socios comerciales más visibilidad, ya sea luchando por el título, o por el ascenso, o por la conquista de un cupo a una competición internacional. La rentabilidad se puede mejorar mucho, y para todos.
¿A costa del Bayern?
Con este sistema de campeonato el único riesgo del Bayern es que durante todo el año arrase y en la semifinal y final se quede sin el título. Pero eso para el club no es tan problemático.
¿Está la Bundesliga dispuesta a cambiar para evitar en el futuro problemas mayores?
El fútbol alemán es conservador y tradicional, los cambios toman mucho tiempo, y solo se dan cuando las cosas marchan mal, y actualmente -todavía- van bien. Claro, muchos no ven, y tampoco quieren ver, que cada vez es más difícil encontrar patrocinadores, o socios que paguen lo que realmente vale el producto que se ofrece. La DFL, el fútbol profesional, apenas va a pensar en cambios cuando las cosas empiecen a ir mal, y eso quizás sea demasiado tarde.