El balance mixto del gobierno de Lenín Moreno en Ecuador
7 de marzo de 2019"Queridos compatriotas, les deseo unas maravillosas vacaciones para el carnaval. Diviértanse, disfruten de los días libres con sus familias y viajen por el país para conocer nuestras tradiciones". Con este mensaje, el Presidente Moreno se dirigió al pueblo de Ecuador antes del carnaval. Poco después, 10.000 empleados del sector público recibieron su despedida. De festejar carnaval ni hablar.
El gobierno cumple así con la exigencia del Fondo Monetario Internacional de que se reduzca el aparato burocrático inflado por el gobierno anterior. Pero el precio para el presidente es alto: Lenín Moreno está muy lejos de su alta popularidad del 70 por ciento al comienzo de su mandato. Ahora esta se encuentra en la mitad. Y según las encuestas, su credibilidad incluso ha caído por debajo de la marca del 30 por ciento.
¿Rebajar las deudas con la ayuda del FMI y el Banco Mundial?
El préstamo de Washington, con el que Ecuador quiere tapar sus agujeros presupuestarios y reducir su deuda externa, tiene un valor de 4.200 millones de dólares. Además, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco de Desarrollo de América Latina han aportado otros seis mil millones de dólares. El cuarto país más pobre de América del Sur, después de Guyana, Bolivia y Paraguay, se encuentra en crisis económica y ha acumulado más deudas en los últimos dos años que en los diez anteriores.
Hoy en día, Ecuador tiene una deuda de casi 60.000 millones de dólares y Moreno busca desesperadamente una salida. Sin embargo, el hecho de que este camino se busque conjuntamente con la ayuda del Fondo Monetario Internacional, despierta en muchos ecuatorianos recuerdos desagradables sobre el papel nefasto del FMI en la quiebra de Argentina, hace casi 20 años.
Giro hacia la derecha en política exterior
Despidos en el sector público, políticas más favorables para las empresas y leyes que facilitan la fuga de capitales hacia los paraísos fiscales: Lenín Moreno se encuentra en un rumbo económico neoliberal. Y también en política exterior, nada recuerda a la "Revolución Ciudadana" de izquierda propagada por su predecesor Correa: la retirada de la Alianza Bolivariana ALBA, el distanciamiento de la UNASUR, pero a su vez la participación activa en el grupo de Lima, crítico con Maduro. Moreno es celebrado por muchos por haber dejado el eje bolivariano, al que pertenecen Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia, pero las voces críticas aumentan.
"Lenín Moreno se ha adaptado completamente a la corriente conservadora de la región", comenta el consultor independiente alemán Ralf Oetzel, que vive y trabaja en Ecuador desde hace 20 años. Colombia, Brasil y Argentina ya tienen gobiernos de derecha, y el giro a la izquierda en América Latina es historia. Sin embargo, el cambio de Moreno a la derecha es aún más notable, ya que fue parte del gobierno de izquierda de 2007 a 2013 como vicepresidente del propio Rafael Correa y también ganó las elecciones presidenciales del 2 de abril de 2017 como candidato del partido de izquierda "Alianza País". "La actitud retrógrada del gobierno es irritante", explica Oetzel, refiriéndose al intento de Moreno de borrar de la memoria de Ecuador los diez años de Rafael Correa y la división del país en ese momento.
"Es como una persecución: todos los seguidores de Correa, aunque sean profesionales destacados, son despedidos". El cooperante está decepcionado: "Ecuador bajo Moreno no tiene ninguna idea de a dónde realmente quiere ir, y mucho menos una visión o estrategia para el futuro".
El miedo por el trabajo es más fuerte que la nueva libertad de prensa
"Cuando se pregunta a la gente en la calle sobre su futuro, se escucha mucho pesimismo, especialmente el miedo de no encontrar trabajo, o de perderlo", informa Gustavo Endara, de la Fundación Friedrich Ebert en Quito. Esto también eclipsa los éxitos de Lenín Moreno: el diálogo activo con los grupos sociales, el fin de la polarización y del estilo de confrontación de Rafael Correa, y el hecho de que la oposición, las organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación pueden simplemente hacer su trabajo sin ser constantemente acosados por el gobierno.
"A los periodistas, Moreno los deja en paz", explica Endara. No hay comparación con las constantes agresiones verbales de Correa contra periodistas incómodos, los pleitos contra las emisoras de la oposición y el cierre de emisoras de radio, cuya cobertura no encajaba con el gobierno. Pero, ¿de qué sirve la recién adquirida libertad de prensa si falta el empleo? Según Endara, el temor de una expansión del conflicto en Venezuela es aún mayor en Ecuador: "Esta cuestión suprarregional es muy preocupante para todos los aquí presentes porque una guerra en Venezuela tendría un enorme impacto en la región. Tanto social como económicamente".
(gg)
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