El arte de la copia
24 de abril de 2012Alberto Durero pintó copias. Lukas Cranach también. Y Pieter Brueghel. Degas, van Gogh y Matisse también realizaron copias de las pinturas de otros maestros. Todos estos famosos pintores copiaron. ¿Escándalo? ¿Debe reescribirse la historia del arte desde el principio? ¿Ha supuesto la exposición del Museo de Arte de Karlsruhe un golpe de estado al arte sin precedentes? En absoluto. La interesante y hermosa exposición “¿Déja vu? El arte de la copia, desde Dürer hasta Youtube” tiene un objetivo bien distinto.
Una nueva respuesta a una vieja pregunta
El Museo de Arte y la Hochschule für Gestaltung (Escuela Superior de Artes Plásticas) de Karlsruhe pretenden con esta muestra dar un nuevo sentido a la relación entre original y copia. Por un lado, se proponen agudizar la percepción del valor de una imagen y su copia en los tiempos digitales del “Copy&Paste”. Y por otro, los curadores quieren echar un vistazo detallado a 700 años de historia del arte e iluminar el contexto creado entre original y copia. Por tanto, no se trata de poner en evidencia a falsificadores ni estafadores, sino destacar a artistas más o menos conocidos que se ocuparon con el trabajo de otros.
Ariane Mensger, organizadora de la exposición, ve una línea muy clara entre ambos conceptos: “Por ‘falsificación' se entiende un trabajo que se hace pasar falsamente por el original. (…) La principal diferencia entre falsificación y copia radica en que la falsificación pretende presentarse como el original, mientras que la copia busca ser como el original.“ Caminando por los pasillos de la exposición, cualquiera se da cuenta rápido: siempre ha habido copias, aunque no siempre se han percibido como tales. Y cuando uno es consciente de que los cuadros de Durero o de Van Gogh que ve delante suya son “copias”, no tarda en cuestionarse el verdadero significado de ese concepto.
Motivos varios, pero fundados
Por ejemplo, Van Gogh pintó su “Pietá” a causa de la fascinación que el cuadro homónimo de Delacroix le causaba. Pero la admiración no es la única razón por la que los maestros realizaban copias. Es de destacar que en los siglos pasados, las academias de arte animaban a sus estudiantes a copiar cuadros tan fielmente como les fuera posible como parte de su formación.
“Hasta el siglo XV era más importante recrear un trabajo perfectamente que crear uno nuevo”, dicen los curadores. Y más tarde, respondiendo a la demanda del mercado, los grandes maestros hacían copias de sus trabajos mejor recibidos. Muestra de ello son las tres versiones expuestas en Karlsruhe de un panorama invernal (“Adoración de los reyes en la nieve”) de Peter Brueghel.
El ciclo se repite
Parece como si la exposición de Karlsruhe hubiera querido dar un audaz giro; un círculo que, tras 5 siglos de historia del arte, vuelve al punto donde empezó. “En tiempos de Durero, la difusión de sus grabados era posible gracias a un proceso de duplicación”, comenta Ariane Mensger. “Hoy, ese papel lo ha adquirido Internet, donde con un click de ratón se puede copiar una imagen y la digitalización del arte es posible. Con el desarrollo de un nuevo medio para ello vuelven a resurgir las preguntas sobre los derechos de autor.”
“YouTube es una plataforma de Internet que permite a sus usuarios publicar su propia creatividad”, añade Wolfgang Ulrich, portavoz de la Hochschule für Gestaltung. “Esto ha provocado en los últimos años una increíble democratización de la creatividad”, gracias a los medios digitales y a Internet.
A pesar de, o quizás precisamente por ello, cada uno debe ahora de reivindicar el concepto de lo que es “original”. Esto no es lo que quiere la exposición de Karlsruhe – al contrario. La cuidadosa selección de pinturas y esculturas, su precisa posición, tanto en la galería como en el extenso catálogo, es sin duda una llamada a una visión más cuidadosa, un vistazo diferente para cada cuadro expuesto. Ya sea un “original” o una “copia”.
Autor: Jochen Kürten / lab
Editora: Emilia Rojas