El antisemitismo en el siglo XXI
28 de abril de 2004Para nadie pasó inadvertido el triste simbolismo de la ciudad que sirve de sede a la conferencia internacional sobre antisemitismo, convocada por la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). "No hay capital del mundo en que esta conferencia pudiera resultar más significativa y convincente", indicó Elie Wiesel, Premio Nobel de la Paz y sobreviviente de los campos de exterminio nazis. Berlín es la ciudad donde Hitler y los suyos organizaron el Holocausto. 65 años más tarde, quiere ser el sitio desde donde emane una advertencia contra las actuales formas de antisemitismo y un llamado a adoptar medidas concretas para combatirlo.
El conflicto del Medio Oriente
Elie Wiesel es uno de los más de 500 participantes en esta reunión de dos días, que reúne a representantes de 55 países y también a miembros de organizaciones no gubernamentales. La intención es discutir sobre cómo hacer frente a todas las modalidades de antisemitismo. Según subrayó el presidente alemán, Johannes Rau, no basta con plasmar la defensa de los derechos humanos en las leyes; hay que promoverlos, dar el ejemplo y explicar una y otra vez su importancia.
En los tiempo actuales, sin embargo, resulta difícil abordar el tema sin aludir al conflicto entre israelíes y palestinos. Tampoco Rau lo eludió. Al respecto, hizo notar que nadie puede ser desacreditado o tildado de antisemita por criticar la política de Israel. Pero también exhortó a aquellos críticos a pensar en la situación particular de ese país, en que la gente vive bajo una permanente amenaza. "Si uno intenta ponerse en su situación, no necesita renunciar a la crítica, aunque sea dura; pero, a mi parecer, debe uno esforzarse por manifestarla en la forma adecuada".
Mucho por hacer
El presidente del Consejo Central de los Judíos de Alemania, Paul Spiegel, subrayó por su parte que no existen manifestaciones más o menos peligrosas del fenómeno antisemita. Según él, "las críticas teñidas de antisemitismo que plantean supuestos intelectuales contra Israel son tan repudiables como las proclamas de odio que gritan los ultraderechistas o los fundamentalistas islámicos dispuestos a la violencia". Puntualizó, sin embargo, que "el peligro islámico no debe ser recalcado excesivamente", ya que la "peligrosa consecuencia sería el aumento del anti-islamismo en la Unión Europea".
Ciertamente, el tema es delicado. Exige tacto y comprensión, tolerancia y valor cívico para oponerse a cualquier expresión de este mal que no se ha extinguido. Por lo pronto, en la conferencia de Berlín reina un amplio consenso en cuanto a que se necesitan muchas medidas para erradicarlo de Europa. Por ejemplo, educar contra la intolerancia a los escolares, actuar policialmente contra los ultraderechistas, combatir las actividades antisemitas en internet y, sobre todo, no minimizar ni tratar de olvidar las verdaderas dimensiones del Holocausto.