El jinete eterno
24 de julio de 2012Las instrucciones del entrenador Ton de Ridder retumban como un látigo en las caballerizas de Rossheide, en Aquisgrán. “¡Eso es muy poco, Hiroshi! Rápido, más rápido“, pero su discípulo, Hiroshi Hoketsu es demasiado experimentado como para perder la tranquilidad durante los ejercicios por culpa de los gritos de de Ridder.
Con gran calma, el japonés se sienta en la silla de montar y ejecuta lo que su entrenador le demanda. Todo marcha de acuerdo al plan.
Casi un milagro
En noviembre del 2011 el sueño olímpico de Hoketsu parecía haber llegado a su final. El japonés de 71 años estaba desesperado pues su caballo, Whisper (Susurro), cojeaba y era inminente una operación que ponía en riesgo la clasificación en los Juegos.
Entonces un amigo suyo, veterinario, le ofreció viajar con Whisper a Ámsterdam para someter el caballo a tratamiento. Las cosas salieron bien y por primera vez en muchos meses, Hoketsu pudo participar con éxito en un torneo. El tiempo para obtener la clasificación a las olimpiadas, se agotaba.
El jinete japonés necesitaba tomar parte en diferentes competencias en Portugal, España y Francia en apenas cinco semanas. “Esa exigencia era demasiada, incluso para un caballo en perfecto estado de salud, y no sabíamos si Whisper podría enfrentarla. De todas formas tomamos la decisión de intentarlo” cuenta Hoketsu.
El plan funcionó, y en marzo se obtuvo el tiquete a los Juegos Olímpicos de Londres. El jinete japonés dice que aún le parece increíble: “es casi un milagro”.
Un atleta ejemplar
¿Un abuelo en las olimpiadas? A Hiroshi Hoketsu no se le notan los 71 años, sus ojos son muy despiertos, en su pelo negro casi no hay canas, y su cuerpo apenas si tiene grasa.
“Por fortuna mi peso no ha cambiado desde que terminé los estudios, eso me ha ayudado mucho a poder mantenerme activo en el deporte de la equitación. Yo de verdad no hago nada para conservar mi peso, como todo lo que me gusta” explica Hoketsu su envidiable constitución física.
Su entrenador holandés, Ton de Ridder, no quiere dejar las cosas de ese tamaño, y agrega que todo se debe a la actitud ambiciosa y perfeccionista del japonés: “el señor Hoketsu vive de una forma muy saludable, pone mucha atención a las calorias en sus alimentos, hace muchos ejercicios y sale a correr regularmente. Él lo da todo por el éxito”.
El jinete es muy meticuloso en su trabajo, la organización de sus viajes a los torneos los planea al detalle. De otra forma sus triunfos no serían posibles.
Por cuarta vez en los Juegos Olímpicos
Hoketsu participó por primera vez en las olimpiadas en 1964, en Tokio, entonces como jinete de saltos. Después, cuando su vista se debilitó causándole problemas para medir mejor las distancias entre los obstáculos, cambió a la disciplina de adiestramientos, con la cual se clasificó para Seúl 1988 y Pekín 2008, Juegos en los que ya era el más viejo competidor entre todos los atletas participantes.
En su opinión los Juegos Olímpicos han cambiado mucho con el paso del tiempo. Antes participar era lo más importante, hoy la prioridad es obtener un buen puesto: “mucha gente, también el Comité Olímpico del Japón, invierte mucho dinero en los deportes para ganar una medalla”.
Pero pese a los cambios, la fascinación olímpica aún se conserva en el alma de Hiroshi Hoketsu, y esa fue la razón para que en el 2003 el japonés llegara a Aquisgrán, a las caballerizas del prestigioso entrenador holandés Ton de Ridder.
Por esa época el jinete había recibido su jubilación y podía dedicarle todo su tiempo a progresar en la equitación, lo cual ha conseguido. “Mi rendimiento es hoy mejor que en el pasado. Eso es gracias a mi caballo, un buen caballo trae mejores resultados, además, siento que en la equitación aún puedo desarrollarme mucho más”.
En Londres Hoketsu participará únicamente en las competencias individuales, esta vez, a diferencia de Pekín 2008, no habrá un equipo japonés en la disciplina. Esa es una consecuencia de la tragedia atómica de Fukushima el año pasado, explicó el entrenador Ton de Rider: “inversionistas y patrocinadores tienen ahora otras preocupaciones”.
Pese a su edad, Hoketsu no piensa colgar sus botas de montar después de las Olimpiadas de Londres. “Quizás puedo ayudar en el futuro como entrenador en Japón”, cuenta el jinete, quien es la mejor prueba de que el deporte ayuda a conservar la juventud.