El 2013 en el Medio Oriente
30 de diciembre de 2013Mohammed Mursi se muestra airado y encara al juez: “No tiene derecho a juzgarme. Soy su presidente”. Mursi comparece desde el pasado mes de noviembre ante la Justicia, acusado de incitación al asesinato. Si se le declara culpable, sobre él penderá una condena a cadena perpetua o incluso la pena de muerte. De presidente elegido democráticamente a acusado: Mursi es el perdedor político de este año en la región.
Retorno de la vieja guardia
En julio de 2013, Mursi fue derrocado por los militares tras masivas protestas. “El viejo régimen egipcio está otra vez en el poder”, dice Guido Steinberg, experto en Oriente Próximo de la Fundación Ciencia y Política. La organización de los Hermanos Musulmanes está ahora prohibida. Su cúpula fue detenida y muchos de sus seguidores han muerto en las protestas. “El régimen militar intenta ahora destrozar a los Hermanos Musulmanes con mano dura con más decisión que Mubarak”, dice Steinberg. Pero el poder militar no sólo carga contra los Hermanos Musulmanes. También ataca a los revolucionarios liberales que, frustrados y cansados de la lucha política, ya poco se atreven a actuar contra los militares.
Aunque algunos observadores duden de los propósitos de los militares de no permanecer largo tiempo en el poder, su plan contempla una nueva Constitución en 2014. Después se celebrarán elecciones parlamentarias y presidenciales. Hasta entonces, Adlir Mansur, nombrado por Abdel Fattah Al Sisi, continuará al mando como presidente en funciones.
Túnez: frentes curtidos
Túnez fue el punto de partida de la Primavera Árabe en 2011. Tras las primeras elecciones, los islamistas moderados llegaron al poder. Ahora, observan con preocupación los sucesos en Egipto. El destino de los Hermanos Musulmanes es una pesadilla para los islamistas tunecinos.
También Túnez está inmerso en una crisis. A finales de julio de 2013, el opositor de izquierda Mohammed Brahmi fue asesinado, hecho del que se acusó a los radicales salafistas. Pero la oposición también responsabilizó a Ennahda (Partido del Renacimiento). Tras la muerte, miles de tunecinos salieron a la calle en protesta contra el Gobierno y, para controlar la escalada de violencia, Ennahda aprobó abandonar el Gobierno siempre y cuando haya un marco de “dialogo nacional”. Ahora existen planes para una nueva Constitución, un nuevo sistema electoral y nuevas elecciones. Pero su realización tendrá que esperar, en un panorama político donde los partidos ni siquiera consiguieron llegar a un acuerdo para nombrar un nuevo primer ministro
Los afines al régimen derrocado en 2011 siguen teniendo mucho poder en Túnez. Sobre todo entre las fuerzas de seguridad. “Ennahda -dice Hamadi El-Aouni, de la Universidad Libre de Berlín- coopera con los antiguos poderes del país”.
Libia, Gobierno central sin poder
En el caso de Libia, el Estado está en descomposición y se desmoronó más en 2013. La autoridad central no abarca más allá de la capital, Trípoli. Las milicias controlan el país con líderes regionales y distintas ideologías que luchan por el poder. “Es una guerra civil entre diferentes tribus y regiones”, aclara Hamadi El-Aouni.
El Gobierno no puede operar contra las milicias. Así lo reconoció el primer ministro en funciones, Ali Seidan, que incluso llegó a ser secuestrado durante horas por una milicia. Tanto él como el Congreso Nacional están en el punto de mira de la crítica. Se les acusa de no solucionar los problemas del país y su mandato terminará el próximo febrero, sin siquiera haber empezado con su tarea más importante: hacer una nueva Constitución. Para El-Aouni, la vuelta de la “vieja guardia” a Libia es improbable: “Ya no existe. Se han ido”, opina el experto: “Están neutralizados o en el extranjero”.
Siria, guerra civil parada
En el caso de Siria, Bashar al-Assad sigue firme en el poder. El ejército sirio recuperó posiciones en 2013 y “las fuerzas armadas controlan otra vez el 80% del territorio”, dice El-Aouni. Políticamente, ya no está aislado como en 2012 y todo aquel que quiera una tregua, no podrá pasar por alto a Assad. El acuerdo sobre la destrucción de las armas químicas le sirvió para poder actuar como interlocutor con Occidente. Ahora, la oposición está más dividida que nunca, repartida en diferentes grupúsculos dentro y fuera del país. En algunos casos, enfrentándose entre ellos y cada vez más radicales.
La revolución continúa
Golpes militares, atentados, guerras civiles… 2013 fue un año muy violento en el Medio Oriente. A Guido Steinberg, de la Fundación Ciencia y Política, no le sorprende: “El comienzo de la Primavera Árabe fue el inicio de un periodo en el que se producirán algunos cambios que no nos gustarán a todos”. A pesar de eso, Steinberg no ve razones para resignarse: “siempre he creído que estamos ante algo positivo”. Para él, a pesar de la violencia, el Medio Oriente se beneficiará a largo plazo de las revoluciones comenzadas en 2011. Y al final, la región será más democrática que nunca.