Ejemplo de integración
27 de junio de 2006Todo empezó con titulares en el 2005. Una escuela secundaria en un barrio obrero de Berlín imponía la obligación de hablar alemán en el patio, durante el recreo. El trasfondo: el 90% de sus 370 alumnos no son de origen alemán.
Las críticas no se hicieron esperar. Se llegó a hablar de "germanización obligatoria". Sin embargo, la decisión de la escuela Herbert Hoover fue consensuada entre profesores, alumnos y padres. Poco a poco, las críticas se convirtieron en elogios para una forma pragmática de practicar la integración de la población extranjera en Alemania.
El premio está dotado con 75.000 euros. Lo otorga la Fundación Nacional Alemana, que "distingue los esfuerzos por la unidad de Alemania en una Europa unida".
Elogio político
"No tenemos demasiados inmigrantes, sino demasiado pocas naturalizaciones de extranjeros", dijo durante la entrega de la distinción el presidente del Parlamento alemán. Norbert Lammert reconoce que se trata de superar este "déficit de la política de inmigración", para que "los jóvenes talentos turcos de hoy sean la élite alemana de mañana". Efectivamente, Berlín es la ciudad alemana y del mundo con mayor población turca fuera de Turquía.
Las autoridades son concientes de las tasas de nacimiento decrecientes alemanas. Al mismo tiempo reconocen la "realidad multicultural de Alemania", como dijo Lammert. El hilo conductor son "el idioma y compartir un mínimo de valores comunes", agregó.
"La escuela Hoover actuó de manera ejemplar", elogió también la delgada del gobierno para integración, Maria Böhmer.
Modelo de integración
La inmensa mayoría de los alumnos de la escuela Herbert Hoover tienen la nacionalidad alemana. Pero en sus familias y entre sus amigos no hablan alemán. Por lo tanto se fue deteriuortando también el dominio del idioma en la escuela. La Fundación Nacional Alemana atribuye el aumento de la violencia en esta escuela a estos problemas de integración. Además descendió el número de inscripciones de nuevos alumnos.
La base de la integración, sin negar la cultura y el idioma de origen, es por lo tanto la lengua alemana. En su primer año, el modelo parece haber dado frutos. Los conocimientos del idioma alemán mejoraron y las inscripciones de nuevos alumnos aumentaron en 20%, a la vez que han disminuido las agresiones en la escuela.
Quienes respaldan la iniciativa y el premio hablan de un "ejemplo pragmático" de integración. Para la fundación que otroga el premio, la inmigración y la obtención de la nacionalidad alemana se deben comprender como condición y a la vez como consecuencia del arraigo en el país de acogida. La vida cultural y el idioma de la nueva patria suponen por lo tanto una integración auténtica, es decir, se impide que la vida en Alemania se limite a una mera función económica.