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EE.UU.: Heridas abiertas tras el acuerdo

Antje Passenheim / JAG17 de octubre de 2013

EE.UU. recupera su liquidez tras un duelo de infarto hasta el último minuto. Pero tras semanas de discusión, todavía quedan heridas abiertas.

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Imagen: Reuters

Como buen perdedor se presentó el portavoz republicano de la Cámara de Representantes John Boehner: “Hemos luchado bien pero no hemos ganado“, aclaró. Harry Reid, líder demócrata en el Senado, apuntaba por su parte a una victoria de la democracia. “Hemos visto que el congreso ha llegado a un acuerdo histórico más allá de los partidos para poder permitir funcionar al gobierno y frenar la amenaza de la suspensión de pagos”, declaró Raid.

¿Quién ha ganado entonces? Para algunos expertos en economía como Mark Goldwein, de la organización independiente Comité para un Presupuesto Responsable, al final no hubo ganadores, sino muchos perdedores. “Por suerte, se ha encontrado un camino para permitir funcionar a nuestro gobierno y eso impulsará nuestra economía”, aclara Goldwein.

A través del compromiso alcanzado en el congreso, el aumento del límite de deuda garantizaría la liquidez de EE.UU. hasta el 7 de febrero de 2014. Dicho acuerdo incluye además un presupuesto de transición hasta el 15 de enero y, por fin, la administración podrá retomar sus tareas después de dos semanas de inactividad. Pero, según Goldwein, eso no significa que los problemas se hayan solucionado: “Hay programas de salud y pensiones cuyo volumen crece más rápido que nuestros ingresos fiscales. O reducimos el volumen de esos programas o aumentamos la carga fiscal o una combinación de ambas cosas”, matiza el experto.

Aire para EE.UU.

A pesar de ser un acuerdo transitorio, no hay duda de que el compromiso supuso un gran respiro para Estados Unidos. Incluso en la bolsa de Nueva York se escucharon ovaciones. Pero para otros analistas políticos, el problema es que la situación nunca debió haber llegado tan lejos. La duda sobre la liquidez influyó en la confianza en la economía estadounidense y el dólar como divisa mundial, apunta Michael Werz, del thinktank Centro para el Progreso Americano: “Si sólo pasa una vez, todavía tiene perdón. Pero es la segunda vez en los últimos dos años”, continua el experto: “Lentamente se está convirtiendo en un modelo y eso hace tambalear la confianza en EE.UU. como un país líder”.

Washington Panik vor Pleite
Alto fue el costo económico y político del impasse.Imagen: DW/A. Passenheim

Costes millonarios

Además del coste de confianza en la economía, para otros economistas la paralización fiscal de dos semanas supuso un coste al Estado de unos 24.000 millones de dólares. Una cantidad que no contempla las consecuencias derivadas, ya que el siguiente conflicto sobre presupuesto podría aparecer en cuanto terminen los plazos.

Para el politólogo Werz, eso no debería pasar: “Quién haya seguido el debate del Senado pudo ver lo aterrados que estaban todos al verse al borde del precipicio”. “El gobierno estadounidense tuvo que escuchar palabras sobre esa irresponsabilidad para gobernar un país tanto de aliados como de contrarios”. Por otra parte, hay muchos frentes políticos todavía abiertos. Para los conservadores, aprobar el aumento del margen de deuda sin recortes en la reforma sanitaria ha sido una derrota para un partido con suficientes tareas pendientes en sus propias filas. “Su portavoz conservador Boehner sufrio un desgaste político a manos de un pequeño partido ultraconservador”, analiza Werz: “Lo interesante es como se posicionaran ambas partes –conservadores y republicanos de centro- dentro del Grand Old Party.