EE. UU. vuelve al campo de batalla
25 de septiembre de 2014Barack Obama, el presidente de EE. UU., le dio su impronta a la Asamblea General de la ONU. No solo con su discurso en el plenario, sino ya un día antes, cuando ordenó por primera vez ataques aéreos contra posiciones de la milicia terrorista Estado Islámico (EI) en Siria. La vasta aprobación del mundo a la ampliación de los ataques aéreos es un verdadero espaldarazo para el presidente norteamericano.
Pero más importante aún: en Nueva York pudo experimentarse cómo al margen de la Asamblea General surgía una especial atmósfera. Como corolario, Obama y su coalición saldrán seguramente fortalecidos de esta semana de la ONU.
El mensaje de Obama a la Asamblea General fue de una brillante retórica y meridiana claridad: el mundo está amenazado como nunca antes por el terrorismo internacional y la ideología extremista. Pero EE. UU. ha vuelto al campo de batalla. Obama repitió su promesa de luchar decididamente contra el Estado Islámico. El objetivo: destruirlo.
Obama hace un llamado a sus aliados
Obama no ve a EE. UU. en un combate solitario, sino que destacó también el papel de sus aliados. Dejó claro que no se trata de una lucha cultural o religiosa de EE. UU. contra el mundo islámico. La participación de cinco países árabes en los ataques aéreos contra el EI fue un logrado golpe diplomático. Desde la primera Guerra del Golfo, EE. UU. logra por primera vez forjar una coalición con países árabes.
El llamado de Obama a la comunidad internacional de Estados a unirse a la lucha contra el EI fue escuchado. Gran Bretaña y Turquía anunciaron ya querer participar en acciones militares. Les seguirán seguramente otros países. Y no es necesario ser un profeta para predecir que los envíos de armas a los combatientes kurdos no será la última acción de Alemania.
Quedan cuestiones abiertas
Obama no sería Obama, sin embargo, sino hubiera destacado las dimensiones políticas de la lucha contra el EI. Su llamado a la cooperación internacional y a buscar soluciones políticas fue bien acogido en el plenario de la Asamblea General de la ONU. Frank-Walter Steinmeier, el ministro de RR. EE. alemán, defiende las mismas posiciones.
Obama tiene razón cuando dice que solo procesos políticos multilaterales pueden llevar al éxito, tanto sea en la crisis de Ucrania como en las conversaciones con Irán por su programa nuclear, la protección del clima e incluso la lucha contra el ébola. Que también son necesarias determinación y dureza para impulsar esos procesos ejemplificó con el caso de Ucrania. Criticó duramente a Rusia por la violación del orden de posguerra, pero también dejó entrever que aún apuesta por un cambio de línea de Putin.
El presidente estadounidense no logró, sin embargo, responder a algunas cuestiones abiertas. ¿Qué relación quiere tener ahora con el régimen de Bashar Al Assad, al que implícitamente ayuda con los bombardeos contra las posiciones del EI? ¿Incluirá en el futuro política y militarmente en forma más decidida a Irán en la lucha contra el EI, tal como lo exigen los europeos y sobre todo Steinmeier?
Las palabras de Obama, de inusual determinación, hicieron olvidar toda duda e indecisión del pasado. El cáncer del terror debe ser erradicado, formuló en forma desacostumbradamente marcial. Fuertes palabras en un fuerte discurso.