Ecuador y el crispado fin de la "era Correa"
31 de marzo de 2017"El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha hecho bien su trabajo en un contexto difícil, de polarización y con actores políticos con poco apego institucional", afirma Leandro Querido, director ejecutivo de Transparencia Electoral de América Latina, organización implicada en la observación de las presidenciales ecuatorianas.
Que el CNE haya invitado a seguir los comicios a la Organizacion de Estados Americanos (OEA), la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y demás grandes organizaciones que despliegan a sus observadores por todo el país "marca a las claras las diferencias con otros procesos de la región", prosigue.
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Cautelosas evaluaciones de OEA y UNASUR
El gobierno de Rafael Correa, como el de Evo Morales en Bolivia, no siguen la pauta de la Venezuela de Nicolás Maduro, alérgica a la observación. A tono con esa invitación, OEA, como UNASUR, emitieron sus cautelosas evaluaciones de la primera ronda electoral. Constataron "inconsistencias" en el proceso, pero no susceptibles de "haber alterado deliberadamente el proceso", según OEA. El CNE ha sido un "guardián de la voluntad del pueblo", concluía esta organización regional, cuya misión en Ecuador encabeza el expresidente dominicano Leonel Fernández.
El tono, logicamente diplomático, de estas evaluaciones contrasta con el clima que se vive en Quito a días de la celebración de la segunda ronda, el próximo domingo. Guillermo Lasso, líder de la opositora "Creando Oportunidades", no deja pasar un día sin denunciar lo que califica de "dictadura de un partido político único" y llamando a sus seguidores, desde twitter, en mítines o en los medios, a "tomar la calle", en caso de que, como dice, el CNE, afín al oficialismo, pretenda "robarle" la victoria.
Ambiente de tensión se acentúa
La crispación dejó el ámbito verbal para entrar en la confrontación física, como el amago de escrache a Lasso, su esposa y otros familiares, cuando asistieron al partido de la selección ecuatoriana contra Colombia del pasado martes.
"Es un ataque cobarde del correísmo contra mí y mi familia", afirmaba, al día siguiente y salpicando estas acusaciones con argumentos contra el sucesor deseado por el presidente, el izquierdista Lenín Moreno. Una victoria de quien fue vicepresidente de Correa entre 2007 y 2013 y ahora se convirtió en su sucesor planificado "disparará el gasto público" y arruinará al país, afirma el aspirante opositor.
Lasso desestimó la semana pasada acudir al único cara a cara televisado contra su rival, por considerarlo una encerrona organizada desde la Red de Maestros por la Revolución Educativa, afín al oficialismo. Insiste en la recta final en su llamada a tomar la calle para "recuperar la democracia" tras una década de correísmo.
Desde el oficialismo se ha denunciado, por su parte, la difusión de sondeos en su opinión manipulados y favorables a Lasso, orquestados por grandes medios y sectores económicos interesados en la victoria del exbanquero y expresidente del Banco de Guayaquil.
Acusaciones de manipulación mediática contra Moreno
A Moreno, al frente de Alianza País y heredero de la Revolución Ciudadana de Correa, se le atribuye un abuso masivo de los medios oficialistas; a Lasso le resurgió de pronto un lamparón, en forma de las informaciones difundidas desde el diario argentino izquierdista "Página12", donde se recuerda que sigue controlando buena parte de las acciones de ese banco, el más fuerte del país, y se le vincula con cuentas "offshore" en el paraíso fiscal de Panamá.
Notable destacar en este punto que Lasso canceló el "cara a cara", tras exigirse a los dos aspirantes a jurar que no están implicados en casos de corrupción. El cóctel contra Lasso está servido, con notable repercusión desde medios oficialistas. Por parte de Lasso se refuerzan las acusaciones del control que el correísmo ejerce sobre los medios, la justicia o la CNE.
Al "guardián del voto del pueblo" le queda la asignatura pendiente de "reducir el impacto en el proceso electoral del aparato estatal en apoyo del candidato del gobierno", admite Querido, de nuevo en Quito con su equipo de Transparencia Electoral para la segunda ronda.
"Esperamos mantener la buena colaboración con la nueva administración, sea cual sea", explica la directora ejecutiva de la Fundación EULAC -Unión Europea y América Latina y el Caribe-, Paola Amadei, presente también en Quito para los tres días de sesiones centrados en los proyectos de su organización en la región.
Las misiones de observación electoral emplean su habitual tono cauteloso, lo mismo que EULAC. En la calle se respira algo de resignación. "Este comercio es de Lasso. Aún no devolví el crédito que me dio el Banco de Guayaquil para abrirlo", dice Emilio Valles, propietario de un modesto taller de automóviles en La Mariscal, barrio acomodado de Quito.
También él considera necesario un cambio, tras una década de correismo y concentracion de poder presidencialista. "Pero no con un tipo como Lasso. En este país hay mucha corrupción. Y no se puede confiar la lucha contra la corrupción a un banquero".
Gemma Casadevall (cp)