Ecoturismo: vacaciones por amor al medioambiente
10 de marzo de 2010Comenzó hoy la feria turística más grande del mundo, la Bolsa Internacional de Turismo de Berlín (ITB) 2010. En ella sobran las ofertas de todo tipo, hasta las más exóticas. Cruceros, viajes a paraísos lejanos o trekking en el Himalaya, hay para todos los gustos. Además, este año la feria está llena de ofertas especiales para hacer ecoturismo. Proteger el ecosistema o no al viajar es una cuestión que hoy atañe a los turistas de todo el globo.
Viajar sin dañar el ecosistema
Muchos viajeros quieren explorar las regiones ecológicas más bellas, pero sin dañar a la naturaleza, y la Oficina de Protección al Medioambiente (OPM), con sede en Bonn, trabaja para hacerlo posible. “El gran desafío está en que el turismo es hoy un factor económico que cada vez tiene más peso. Y justamente son las regiones naturales, de gran importancia ecológica, las que reportan mayores ingresos. Al mismo tiempo, las exigencias que el turismo le impone a esas zonas son cada vez mayores, y también aumentan las presiones a la naturaleza”, dice Barbara Engels, de la OPM.
Unos 50 millones de personas visitan todos los años los parques nacionales alemanes. También en otras reservas naturales se realiza una gran cantidad de actividades turísticas. En la feria ITB, Barbara Engels y sus colegas presentan paquetes de vacaciones a lo largo del ‘cinturón verde' situado en la ex frontera entre el Este y el Oeste alemanes.
Las experiencias de esas ofertas para el tiempo libre pueden ser de utilidad también en otros países, explica Barbara Engels: “En muchos de nuestros proyectos de protección a las zonas naturales tratamos de trabajar con la gente que vive allí, para desarrollar las regiones de manera sostenible. El turismo sostenible tiene gran importancia para proteger a la naturaleza y permitir el desarrollo económico de la población”, apunta.
“Todos quieren un mundo ideal”
No importa de qué país se trate: la ecología y la economía no se excluyen, dice la experta de la OPM. También deberían tenerse en cuenta los viajes económicos al Mediterráneo, subraya el Dr. Dominik Rossmann, presidente de la compañía Ulysses Web-Tourism, que investiga y asesora sobre las posibilidades del rubro. “El turismo y el medioambiente están estrechamente ligados, porque el turismo sólo puede funcionar en un ecosistema sano”.
A nadie le gustaría pasar sus vacaciones en un depósito de chatarra o en zona de catástrofe. Todos quieren experimentar un mundo que saludable en el que transcurra su tiempo libre y del que puedan llevarse las mejores impresiones.”
Pero el turismo también corre peligro de destruir el idilio que él mismo anhela. Ya al elegir un destino de vacaciones y el medio de transporte adecuado para llegar allí, el turista tiene que tomar decisiones que afectan al medioambiente. El debate sobre el cambio climático y la necesidad de ahorrar CO2 han logrado hacer que los viajeros tomen conciencia acerca de este otro aspecto ecológico.
“Por regla general, a un ser un humano le corresponde una emisión de CO2 de alrededor de 3.000 kg por año. Si realiza un viaje a otro continente está gastando en esas vacaciones las emisiones que le corresponderían por dos años y medio”, explica Dominik Rossmann.
Impuesto voluntario al medioambiente
Existen numerosas posibilidades de donar una suma como compensación, que se puede invertir en medidas favorables para el clima, como los proyectos de reforestación. El investigador describe esta práctica como una especie de impuesto voluntario. Sin embargo, si se quiere contribuir realmente a evitar el cambio climático, lo correcto sería no realizar viajes a lugares lejanos.
“Puedo cuidar de reducir la cantidad de basura que produzco, también la cantidad de agua que consumo. En Europa estamos acostumbrados a utilizar una cantidad exagerada de agua, y también eso es una carga pesada para el medioambiente. En general, se podrían usar servicios reducidos y más a tono con la conciencia ecológica. En vacaciones no tengo por que exagerar y hacer tres veces esquí acuático y dos veces parapente”, subraya el experto.
Pero no todos están dispuestos a renunciar a ciertas experiencias durante las vacaciones, ya que éstas están para darse gustos y resarcirse de todo lo que se trabajó durante el año. Así y todo, quien no está de acuerdo con cambiar sus costumbres por consideración al ecosistema, tendrá que hacerlo por consideración a su billetera.
“Puedo imaginarme que pasar las vacaciones en casa sigue siendo una tendencia en alza. Y creo que si volar se encarece cada vez más, ya sea por cuestiones ecológicas o por el precio del petróleo, también caerá la demanda en el turismo”, concluye Dominik Rossmann. Todo esto tiene que ver más con factores económicos clásicos y bastante poco con una conciencia ecológica creciente.
Autora: Irene Quaile/ Cristina Papaleo
Editor: Enrique López Magallón