Economía alemana apoya sanciones contra Rusia
25 de julio de 2014Las consecuencias del conflicto en Ucrania ya se hacen sentir en la economía, señaló al periódico Handelsblatt Eckhard Cordes, presidente de la Comisión Este de la Economía Alemana. Tan solo este año, las exportaciones alemanas a Rusia y a Ucrania disminuyeron en más del seis por ciento, con lo cual peligran 25.000 puestos de trabajo. Lo sorprendente es que Cordes no intenta impedir nuevas y más severas sanciones contra Rusia. En entrevista con el Handelsblatt, dijo que si el gobierno alemán y la Unión Europea las pusieran en práctica, la economía las apoyaría “en un cien por ciento”. Eso traería consecuencias serias a la economía, pero “si hay que pagar ese precio, lo pagaremos”. ¿Se trata de un cambio de rumbo de la economía alemana, o de una capitulación ante decisiones a tomar que no pueden evitarse?
No hay cambio de rumbo, sino necesidad
El profesor Michael Hüther, director del Instituto Alemán de Economía (IW, por sus siglas en alemán), no cree que lo manifestado por Cordes indique un cambio de rumbo en la economía. “Siempre se dijo que la economía alemana está por detrás de las necesidades políticas, incluso lo dijo Ulrich Grillo, presidente de la Asociación Alemana de la Industria”, explica.
En el caso de Rusia, la política debe apelar a medidas como las sanciones, dice Hüther, ya que del lado ruso no se percibe un retorno a una política de cooperación. “A largo plazo, la política no puede aceptarlo, y eso también dañaría a la economía”.
Para la economía alemana, sanciones más duras contra Rusia podrían incluso traer ventajas, a pesar de que parezca absurdo a primera vista. Las empresas saldrían del atolladero en el que se encuentran desde que EE. UU. anunció que ampliará las sanciones.
¿Más sanciones = más ventajas?
Los socios comerciales estadounidenses que también negocian con Rusia, aclara Konrad Walter, del estudio jurídico CMS Hasche Siegle, de Hamburgo, piden a menudo a empresas alemanas que actúen de acuerdo con el derecho de EE. UU., es decir, que también respeten las sanciones estadounidenses más severas.
Eso, sin embargo, pone en un aprieto a las empresas alemanas. “Si las empresas alemanes lo hicieran, diciendo que se atienen a las sanciones de EE. UU., sería como una declaración de boicot encubierta”, dice Walter. Una declaración de ese tipo podría tener como consecuencia multas de hasta 500.000 euros. Si las sanciones se endurecieran también del lado europeo y se adaptaran a las estadounidenses, las empresas alemanas saldrían del aprieto.
Sanciones ya tienen efecto
Queda la esperanza, tanto en lo político como en lo económico, de que el conflicto en Ucrania se pueda solucionar a través de una mayor presión económica. Hay cifras que demuestran que las medidas, aún bastante laxas, dan en el clavo.
De acuerdo con cálculos del Instituto Alemán de Economía (IW), la crisis ya produjo una huida masiva de capitales de Rusia. Tan solo en el primer trimestre de 2014 salieron cerca de 51.000 millones de dólares. La moneda rusa, el rublo, cayó bajo una enorme presión, una presión a la que el Banco Central Ruso solo fue capaz de hacer frente con un fuerte aumento de las tasas de interés y grandes sumas de las propias reservas. Si ahora también se vieran limitadas por las sanciones la exportación de maquinarias y otros productos industriales, eso afectaría asimismo a otros sectores de la economía rusa.
¿Cuál es el juego de Rusia?
¿Podría Rusia, por su parte, reaccionar a su vez con presión a nivel económico y limitar el abastecimiento energético a Europa? El profesor Michael Hüther no cree que ese peligro sea real. “No se debe olvidar que Rusia, con su alta dependencia del petróleo y de las exportaciones de gas, también depende del mercado extranjero”, sostiene.
“Incluso durante la Guerra Fría, Rusia siempre pudo mantener el abastecimiento”. Mientras la industria rusa no pueda fabricar maquinarias para la extracción de petróleo y de gas y tenga que adquirirlas en Occidente, no existe un peligro concreto”, añade el experto.