Drogas: ¿prohibir o no prohibir?
19 de noviembre de 2012Las estadísticas de la Oficina Alemana para la Adicción (DHS) del año 2012 son alarmantes: un 25% de los jóvenes de 15 años en Alemania fuma y, aproximadamente, casi seis millones de ciudadanos son dependientes de la nicotina. Además se calcula que 1,7 millones son alcohólicos. Las consecuencias para la salud de los consumidores son fatales y en las cajas médicas los costos ascienden a miles de millones de euros.
La venta y el consumo de alcohol y tabaco, no obstante, es legal. ¿El consumo de marihuana y heroína debe ser legalizado también? El tema se debatirá en el congreso anual del DHS –organización que aglutina a las principales asociaciones que trabajan con la narcodependencia- que empieza en Leipzig.
Las multas no llevan a la reflexión
Si bien es en Alemania cada vez son menos los adultos que fuman y beben, cada vez son más los jóvenes que optan por el cigarrillo y el alcohol. “Anualmente hay 73.000 muertes anuales debido al consumo del alcohol y tabaco”, informa Gabriele Bartsch, experta del DHS.
También el uso del cannabis y otras drogas preocupa a los expertos. Tanto la marihuana como la heroína y la cocaína están reguladas por la ley de estupefacientes que prevé duros castigos para su producción, comercio y consumo. Pero el DHS pone en duda que su prohibición sirva de algo. “Pocas medidas de estupefacientes es tan controvertida actualmente como su represión”, afirma Raphael Gassmann, presidente de DHS.
Según datos del Observatorio de Consumo de Estupefacientes, en la última década no se detecta que las penas hayan incidido en la disminución del consumo. Por otro lado, en países como Portugal y República Checa –que han legalizado el consumo- no se registra un aumento. Por el contrario, en los países con leyes más estrictas, el consumo no ha bajado.
En la DHS hay consenso en cuanto a que se trata de reducir los daños sociales y médicos del consumo de drogas. Con todo, si esto se logra a través de prohibiciones y criminalización es algo que cada vez se pone más en tela de juicio. Gassmann pone el ejemplo de Estados Unidos: el consumo de cannabis está prohibido y es sujeto de severos castigos, sin embargo no ha bajado. “Hay países asiáticos que son más severos, pero en hay regiones en Estados Unidos en las que algunos gramos de cannabis pueden significar décadas de cárcel; no obstante, el índice de consumo es uno de los más altos del mundo ”, afirma Gassmann.
Multas que inducen al consumo
No existen cifras exactas, pero cada vez son más los especialistas que opinan que la prohibición y los castigos no han llevado al descenso del consumo. Es más, así la DHS, esto en muchos casos ha llevado a dificultar la reintegración de drogadictos con historial y ha incentivado la criminalidad. Por el contrario, en Suiza ha sido buena la experiencia con los espacios estatales para que los heroinómanos puedan pincharse bajo vigilancia médica. Alemania también ha probado con éxito el modelo.
Se ha comprobado que esto ha allanado el camino hacia la terapia, a la vez que las actividades delictivas del consumidor se han reducido: en muchos casos los consumidores optan por la prostitución o el robo para financiar su dependencia.
Por otro lado, los costos de la imposición de prohibiciones superan los de la implementación de medidas preventivas, critican los especialistas de la DHS. A través de campañas de prevención se podría llegar a amplios sectores de la población. Concentrarse en la prevención y menos en la punición exige la DHS.
Autor: Peter Kolakowski/Mirra Banchón
Editor: Enrique López