Dortmund
26 de octubre de 2005Saliendo de la estación central de Dortmund, un vistazo a la plaza alcanza para ver el pasado y el presente de la ciudad. A la izquierda se levanta la publicidad de UNION, una de las cervezas que dieron fama a la ciudad. La fábrica ha sido vendida y hoy está vacía. Delante se encuentra la nueva torre de la editorial Harenberg, que alberga también empresas de servicios. Hacia adelante se ven edificios de los años 50. A la derecha, un gran semicírculo de acero y cristal: la nueva biblioteca municipal y regional. Este primer vistazo no engaña: Dortmund vive tiempos de cambio.
Para sus habitantes no es una situación fácil. Una vez ya tuvieron que reconstruir la ciudad: durante la Segunda Guerra Mundial, las bombas destruyeron el casco antiguo y las fábricas casi por completo. En la década del 50 se hizo todo de nuevo y en los 80 llegó la debacle de la minería de carbón. En el 2001 se cerró el último horno. Dortmund tuvo que reinventarse.
Chips en vez de carbón
Fundada en 1968, la universidad hizo su aporte a la reconversión. Se abrieron cátedras como ingeniería electrónica, ingeniería de operaciones, ingeniería físico-química y planificación territorial. Uno de los fuertes fue, desde el principio, la naciente informática. Y hoy se apuesta por la técnica informática, comercio electrónico y negocios online. Los habitantes de Dortmund no se aferraron al pasado. Más de 16 mil personas trabajan hoy en las nuevas industrias. Y el número va en aumento.
La administración municipal puso en marcha un proyecto muy exitoso. Junto con el consorcio Thyssen Krupp AG y la consultora McKinsey&Company, se desarrollan estrategias para convertir a Dortmund en una sede atractiva para la industria de la tecnología de la información. Muchas nuevas empresas se han radicado en el parque tecnológico, situado junto a la universidad. Con más de 25 institutos científicos en el área de la tecnología de la información y del software, en el futuro tendrá el personal y las condiciones para establecerse como centro de innovación.
Los símbolos de Dortmund
Aun cuando mucha gente de Dortmund trabaje en el sector de las nuevas tecnologías, no es fácil pasar de ser obrero de minas a cielo abierto a ciudadano de la era de la información. Por eso, gran parte de sus 600 mil habitantes se identifica con los símbolos tradicionales de la ciudad, como el Parque de Wesfalia, la sala de conciertos Westfalenhalle y, por supuesto, el Estadio de Westfalia, del equipo de fútbol Borussia Dortmund.
Los fines de semana -cuando los hinchas del Borussia se agolpan en el Estadio de Westfalia- las calles quedan vacías. Los recién llegados se contagian rápidamente de la fiebre futbolística: bien pronto aparece la camiseta negra y amarilla colgada en el ropero. El fútbol es el gran entretenimiento de Dortmund, y sobre fútbol se habla con todo el mundo. Desde el 2000, la discusión no sólo pasa por el juego: el Borussia es el primer equipo de la liga alemana que cotiza en bolsa. Una cuarta parte de las acciones están en manos de inversionistas privados, que apuestan por ganar dinero con el éxito deportivo del equipo.
El deporte es el rey en Dortmund, lugar de encuentro para futbolistas y futuros campeones olímpicos. Aquí se entrena y se prepara a 450 atletas de 13 disciplinas olímpicas. El virus del deporte infectó a toda la población: hay más de 600 clubes con alrededor de 140.000 socios.