Donald Trump y Corea del Norte: cancelación sin sorpresa
25 de mayo de 2018El presidente de EE. UU., Donald Trump, canceló la cita planificada con el presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un, a través de una misiva. Mientras que el tono y la redacción de la carta, con amenazas apenas disimuladas del arsenal nuclear de Washington y efusivos elogios por el "diálogo maravilloso" que supuestamente habían establecido Trump y Kim, esta se consideró inoportuna, pero también políticamente significativa.
"Estimado Sr. Presidente”
El hecho de que Trump eligiera renunciar a Twitter, su modo preferido de comunicarse con el mundo, para cancelar la cumbre y, en su lugar, escribiera una carta en la Casa Blanca y dirigida al "Estimado Sr. Presidente", se puede apreciar como una clara señal de la percepción de Trump sobre Kim, el hombre al que hace unos meses insultó de "pequeño hombre del cohete".
Ahora, después de un sorprendente giro de los acontecimientos, la carta sugiere que Trump considera a Kim como un político de su mismo nivel, lo que sin duda es un gran éxito para el líder de un régimen que el predecesor republicano del presidente, George W. Bush, blandió como parte del "eje del mal".
Para muchos observadores y analistas, dicha cancelación no es de ninguna manera una sorpresa. Han Park, antiguo negociador no oficial entre EE. UU. y Corea del Norte, quien facilitó la liberación de dos periodistas estadounidenses detenidos en 2009 y la visita del ex presidente Jimmy Carter a Pyongyang en 1994 opina que "Nunca pensé que esto sería fácil":
Sin incentivos
Según Park, profesor emérito de relaciones internacionales de la Universidad de Georgia que ha visitado Corea del Norte más de 50 veces, Pyongyang nunca estuvo preparado para abandonar su arsenal nuclear sin garantías de seguridad, incentivos y concesiones concretos por parte de los EE. UU. Y dado que la administración Trump, con vagas promesas de convertir a Corea del Norte en próspera y grandiosa, no ofreció una vía gradual y coherente hacia la desnuclearización, Pyongyang tenía pocos incentivos como para esperar mucho de una cumbre.
Cuando un alto cargo norcoreano arremetió recientemente contra el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, y se aludió este hecho en la carta, pero sin nombrar a Pence, fue una buena oportunidad para que la Casa Blanca se retirara de la cumbre.
"Creo que la Casa Blanca se dio cuenta hace aproximadamente una semana de que era víctima de sus propias ilusiones acerca de cómo se desarrollaría la cumbre, en particular, su convicción de que Corea del Norte de alguna manera se estaba desviando de su demanda: cualquier concesión aceptada por Corea del Norte debería ser igualada por etapas por Estados Unidos ", dijo Miles Pomper, experto en seguridad nuclear del Center for Nonproliferation Studies.
¿Quién tiene la culpa?
La misiva de Trump a Kim, agregó Pomper, "es un intento de echarle la culpa a los norcoreanos por el fracaso de la cumbre después de que los norcoreanos intentaran hacer lo mismo con Trump".
La cancelación de la cumbre no es solo un duro golpe para Trump, quien podría haber hecho más para exaltar la reunión que cualquier otra persona y, según los informes, esperaba ser recompensado con el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos, sino también para su secretario de Estado, Mike Pompeo, quien viajó a Pyongyang dos veces para organizar el encuentro.
Sin control
La cancelación de la cumbre es, sin duda, solo la punta del iceberg: hay muchos problemas más fundamentales que plagan a esta Casa Blanca, argumentan los analistas. "Trump no fue capaz de controlar su propio gobierno y su propia política", dijo Park. "La administración Trump nunca ha tenido una política integrada hacia Corea del Norte", añadió.
Mientras que la carta de Trump a Kim dejó claramente una puerta abierta para una posible cumbre en el futuro, las especulaciones sobre tal reunión son inútiles, creen los expertos, hasta que la Casa Blanca presente a Corea del Norte una estrategia coherente, que incluya incentivos tangibles para Pyongyang.
Contrariamente a lo que Trump dio a entender al decir que Washington continuaría ahora con su "campaña de presión máxima" sobre Pyongyang, las cosas con respecto al programa nuclear de Corea del Norte no se hallan en el punto de partida como antes de anunciarse la cumbre.
Michael Knigge (RMR/EL)
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