Discrepancias en la UE ponen a prueba el “espíritu de Schengen”
11 de abril de 2011La oleada de fugitivos del norte de África está poniendo a prueba una vez más la unidad de Europa y su capacidad de respuesta ante un fenómeno que vuelve a cobrar fuerza. Italia, que reclamaba solidaridad de sus socios comunitarios, se vio ampliamente aislada en una reunión de los ministros del Interior de la UE. No sólo no consiguió un acuerdo para repartir la carga entre diversos países, sino que fue blanco de severas críticas por su anuncio de que otorgará permisos temporales de estadía a numerosas personas procedentes sobre todo de Túnez.
Schengen, socavado
En opinión del ministro alemán del Interior, Hans Peter Friedrich, el gobierno de Roma extiende masivamente documentos a personas que huyen de su patria por motivos económicos, “a todas luces con el objetivo de que abandonen Italia”. A su juicio, ello atenta claramente contra “el espíritu de Schengen”.
El Acuerdo de Schengen, que consagró la libertad de movimiento entre los países europeos signatarios y que había hecho realidad el sueño de una Europa sin fronteras internas, está sufriendo los embates de esta crisis. Francia fue el primer país en volver a reforzar sus controles en la zona fronteriza con Italia. El ministro galo del Interior, Claude Gueant, informó que en las pasadas semanas habían sido interceptados allí 2.800 fugitivos, de los cuales 1.700 fueron enviados de regreso a Italia, y anunció que la vigilancia se incrementará adicionalmente.
Alemania no ha llegado aún tan lejos, pero también el ministro Friedrich anunció mayores controles. No obstante, parece complicado rechazar sin más el ingreso al país de los portadores de documentos transitorios extendidos por Roma. Por eso, tanto en Berlín como en París se teme que la práctica italiana pueda alentar a más fugitivos a tentar suerte en Europa.
Italia no, Malta sí
La concesión de permisos de estadía es legítima, según subrayó la comisaria del Interior de la UE, Cécilia Malmström. Pero otros países la interpretan como una medida de presión para intentar “europeizar” el asunto, algo a lo cual los socios se resisten. “Italia es un país grande y 23.000 fugitivos, en comparación con la población italiana, no representan un problema”, afirmó Friedrich, agregando que de acuerdo con las reglas de Schengen, le corresponde a Roma negociar con Túnez sobre la repatriación de esas personas.
Distinto es el caso de Malta, un país pequeño que sí recibió la solidaridad de la Unión Europea. Por lo menos cinco países, entre ellos Alemania, se manifestaron dispuestos a acoger a parte de los mil refugiados que han llegado allí, en su mayoría huyendo de la violencia en Libia.
Emilia Rojas /dapd/reuters/dpa
Editor: José Ospina