Discordia en la frontera colombo-venezolana
11 de septiembre de 2019La abierta enemistad entre el presidente colombiano Álvaro Uribe (2002-2010) y el venezolano Hugo Chávez (1999-2013) magulló las relaciones entre sus países hasta el punto de romperlas brevemente. Pero no hubo declaración de guerra. Aunque la mediación venezolana en el proceso de paz colombiano hizo que la comunicación entre sus sucesores –Juan Manuel Santos (2010-2018) y Nicolás Maduro (2013-2019), respectivamente– fuera más cordial, no faltó quien presagiara confrontaciones bélicas, una en 2015 y otra en 2017, tras dos fricciones diplomáticas por disputas fronterizas. Pero la sangre no llegó al río. Este año, varios sucesos vuelven a atizar el temor a una conflagración entre estas naciones. ¿Puro aspaviento?
Este martes (10.9.2019), Maduro dio por inauguradas las maniobras militares que ordenó realizar en la frontera con Colombia para demostrar que Venezuela puede repeler una eventual invasión. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) desplegó en la zona un helicóptero, vehículos blindados, baterías antiaéreas, lanzacohetes móviles y una tropa presuntamente adiestrada para utilizar ese armamento. Remigio Ceballos, jefe del Comando Estratégico Operacional de la FANB, dirigió el primer día de los ejercicios, asegurando que Venezuela tenía “amigos en todo el mundo”; Ceballos aludía a la supuesta presencia de oficiales rusos y cubanos entre los 150.000 soldados y policías leales al régimen chavista. ¿Cómo se llegó a esta situación?
Kurtenbach: “Es improbable que estalle una guerra”
El pasado 2 de julio, el político antichavista Juan Guiadó –reconocido por medio centenar de Estados como el presidente interino de Venezuela– anunció que el Parlamento evaluaba el reingreso del país al grupo de firmantes del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), un convenio que facilitaría una ofensiva militar regional contra el Gobierno de Maduro. Las naciones que respaldan a Guaidó han declarado inconstitucional el segundo mandato de Maduro (2019-2025) debido al amaño con que éste ganó los comicios presidenciales de 2018. El establishment chavista, que retiró a Venezuela del pacto en cuestión en 2013, describió la amenaza de invocar el TIAR contra Maduro como un “acto hostil” contra la soberanía nacional.
Consultados sobre las probabilidades de que Venezuela y Colombia terminen sumidas en un combate fratricida, Sabine Kurtenbach, directora en funciones del Instituto GIGA de Estudios Latinoamericanos, con sede en Hamburgo, y Detlef Nolte, investigador de la Sociedad Alemana para la Política Exterior (DGAP), ubicada en Berlín, coinciden en que ese escenario no es infundado. “Estos ejercicios militares son la respuesta de Maduro al llamado hecho por Guaidó para que los miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) activen el TIAR. A eso se suma que el actual presidente de Colombia, Iván Duque, ha acusado a Maduro de acoger a guerrilleros colombianos en territorio venezolano”, explica la especialista.
“No obstante, yo sigo considerando improbable que entre estos dos países estalle una guerra, en el estricto sentido del término. Primero, porque ninguno de los dos realmente quiere que eso pase; Bogotá y Caracas están conscientes de que eso sería una catástrofe. Segundo, porque nadie en el continente está a favor de una intervención militar multilateral en Venezuela, independientemente de que el TIAR sea activado o no. Tercero, porque no cabe imaginar una intervención militar regional en Venezuela sin el involucramiento de Estados Unidos y la Casa Blanca acaba de separarse de John Bolton precisamente a causa de su talante belicista como Consejero de Seguridad Nacional; Washington no parece querer iniciar ninguna otra aventura militar”, agrega.
Nolte: “La guerra no se puede descartar del todo”
“Maduro no siempre actúa racionalmente; puede que su Gobierno solo esté fanfarroneando con estas maniobras militares. El problema es que, a veces, los conflictos adquieren una dinámica propia. Por eso no se puede descartar del todo la posibilidad de una guerra”, señala por su parte Nolte, subrayando lo complicadas que se han vuelto las relaciones binacionales. “En la frontera común están convergiendo hoy día guerrilleros colombianos del ELN y de lo que fueron las FARC, los militares colombianos que procuran capturarlos y los militares venezolanos que participan en las maniobras”, dice el experto del DGAP, dejando a buen entendedor que cualquier choque entre los unos y los otros puede dar inicio a una contienda de impredecible duración.
Nolte disiente de Kurtenbach al especular que, en caso de una refriega, Estados Unidos apoyaría en el terreno a los colombianos: “El despido de John Bolton es lo de menos. Si se impusiera la narrativa de que Maduro fue el primero en agredir, Washington no se inhibiría de ordenar ataques puntuales; eso sí, sin intervenir demasiado”, esgrime.
Gunson: “El TIAR no promueve la intervención militar”
Por su parte, Phil Gunson, del International Crisis Group, una ONG dedicada a prevenir conflictos en varios continentes, secunda la opinión de Kurtenbach al argüir que el reingreso de Venezuela al grupo de firmantes del TIAR no significa que sus vecinos estén listos para derrocar a Maduro a punta de bayoneta. “El TIAR no proclama la intervención como primera medida para resolver impasses”, dice.
“Al contrario, el TIAR exige que todos los recursos pacíficos sean agotados antes de llegar a la opción militar”, recalca Gunson, recordando que, como cualquier otra injerencia externa en el territorio de un miembro de la Organización de las Naciones Unidas, una intervención militar en Venezuela requeriría la aprobación, vía resolución, del Consejo de Seguridad. “Y eso no va a pasar”, sostiene el representante del International Crisis Group en Caracas. “Si las partes en discordia atienden a la razón, no habrá guerra entre Colombia y Venezuela”, apunta Nolte. “Si Bogotá y Caracas piensan bien sus movidas, ninguno de los dos se atreverá a tomar una decisión que desate un conflicto armando”, comenta Kurtenbach.
Evan Romero-Castillo (ers)
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