Dilma Rousseff niega haber recibido financiamiento ilegal
29 de junio de 2015
Durante su visita a Estados Unidos, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, debió hacer frente nuevamente a las sospechas que pesan sobre sus campañas políticas y negó tajantemente que en el trabajo electoral para la reelección de 2014 haya recibido financiamiento ilegal, como denunció el expresidente de la constructora UTC, Ricardo Pessoa, detenido por nexos con un escándalo de corrupción.
“Mi campaña recibió 7,5 millones de reales (unos 2 millones de euros) en dinero legal, registrado... Yo no recurro a este tipo de práctica... No acepto y no aceptaré jamás que insinúen cualquier tipo de irregularidad de mi parte o de mi campaña, porque no la hubo” dijo la jefa de Estado este lunes (29.06.2015), durante una rueda de prensa en Nueva York. Las denuncias de Pessoa aparecieron el fin de semana en la prestigiosa revista “Veja”, donde aseguró que su empresa entregó a Rousseff un millón de euros para la campaña.
La mandataria añadió que no puede “respetar a delatores”, en referencia al hecho de que Pessoa, arrestado en el marco de las investigaciones sobre desvíos de dinero de Petrobras para financiar a políticos, firmó un acuerdo de delación con el Ministerio Público. Rousseff recordó que cuando ella estuvo presa por la dictadura militar de su país, fue torturada y, a pesar de ello, jamás denunció a sus compañeros. “Intentaron transformarme en delatora, pero les aseguro que resistí con valentía”, enfatizó.
Crisis de credibilidad
Pessoa también aseguró que el ministro de Comunicación Social de la Presidencia, Edinho Silva, lo presionó a donar unos dos millones de euros a la campaña de Rousseff, bajo pena de perder los contratos que tenía su empresa con la petrolera estatal Petrobras. Esto fue desmentido por el ministro, quien sostuvo que todos los aportes recibidos para financiar la campaña presidencial fueron legales y fueron registrados en el Tribunal Superior Electoral (TSE).
Las denuncias publicadas en “Veja” involucran al gobernante Partido de los Trabajadores (PT), a su principal socio, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB); al también aliado Partido Laborista Brasileño (PTB); y a los opositores Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y Partido Progresista (PP). Todo esto pone otro manto de duda sobre la clase política brasileña, sumida en una profunda crisis de credibilidad.
DZC (Reuters, dpa)