Devorador sideral en acción
20 de febrero de 2004Muchas veces el azar ha sido el mejor aliado de la ciencia. La suerte fue también esta vez la que permitió que los científicos del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre pudieran observar uno de los fenómenos más fascinantes que ofrece el firmamento: un agujero negro en acción. En realidad, la existencia de dichos cuerpos había sido derivada únicamente de las teorías y los cálculos. Pero jamás un humano había podido constatar su existencia.
"En plena cena"
¿Cómo observar algo que, por principio, no puede verse, ya que devora todo lo que cae dentro de su poderoso campo de atracción, incluso la luz? La única posibilidad consiste en descubrirlo en el momento en que actúa sobre otro cuerpo. Y eso es justamente lo que consiguieron hacer los científicos, con la ayuda del telescopio espacial Hubble, el satélite Chandra, de la Nasa, y el XMM-Newton, de la Agencia Espacial Europea (ESA). Comparando imágenes de rayos Rötgen captadas desde 1992 hasta la fecha, se logró comprobar el fenómeno. "Pudimos observar al agujero negro, directamente, durante su cena", señaló Eugen Hintsches, del Instituto Max Planck.
Esa "cena" consistió nada menos que en parte de una estrella que, a todas luces, fue impulsada por otro cuerpo a las inmediaciones del voraz agujero. Estos son cuerpos de enorme densidad que poseen, por lo mismo, una enorme fuerza de atracción. La estrella que figuró esta vez en su menú no tenía oportunidad de resistir y, tras haberse expandido al máximo de su capacidad, terminó por despedazarse. El bocado fue, por lo demás, bastante suculento, ya que su tamaño equivalía aproximadamente al de nuestro sol, según los cálculos de los expertos.
Una galaxia como cualquiera
Todo este espectáculo tuvo lugar en una galaxia aparentemente tan normal, que ningún lego en la materia habría retenido su nombre: Galaxia RXJ1242-11. Tal hecho resulta relevante porque los astrofísicos estimaban, desde hace tiempo, que los agujeros negros no sólo se daban en las "galaxias activas", con quasares. En consecuencia, cabe suponer que puede haberlos también en muchas otras.
En opinión de algunos científicos, también una estrella podría caer en las fauces de un agujero negro en la Vía Láctea. De acuerdo con sus cuentas, tal cosa podría ocurrir cada 10 mil años, provocando una gigantesca expansión del centro de nuestra galaxia. Pero eso no debe hacernos perder el apetito ya que los expertos aseguran que no hay peligro para la vida de los terrícolas.