Destruído santuario chiíta en Irak
22 de febrero de 2006
En un violento ataque sectario interreligioso el monumento sagrado chiíta fue derribado por paramilitares sunitas provocando manifestaciones y un llamamiento del máximo clérigo chiíta a realizar protestas.
El primer ministro Ibrahim al Yaafari, un chiíta que está siendo presionado por Estados Unidos para que atraiga a la minoría sunita a un gobierno de coalición, declaró tres días de duelo y pidió unidad tras la explosión, que describió como un ataque contra todos los musulmanes. "Anuncio en esta ocasión tres días de duelo", dijo Yaafari en un discurso en directo emitido por la televisión estatal iraquí.
A la peor manera de los talibanes afganos
"Espero que nuestro pueblo heroico tenga más cuidado en esta ocasión para reforzar la unidad islámica y proteger la fraternidad islámica y la fraternidad nacional iraquí". El máximo clérigo chiíta de Irak, el ayatola Ali al Sistani, pidió protestas "adecuadas" y declaró siete días de luto por la destrucción del santuario, en la que están enterrados dos venerados imanes chiítas.
El ataque, realizado por hombres armados que entraron en la mezquita al amanecer y colocaron las bombas, probablemente intensifique las graves tensiones entre musulmanes chiítas y sunitas. Responsables locales dijeron que no había informaciones sobre víctimas, después de que los hombres armados entraran en la Mezquita Dorada de Samarra y activaran las cargas que destrozaron la cúpula de uno de los cuatro lugares más santos de Irak, que está dedicado a los imanes Ali al Hadi y su hijo Hasan al Askari.
Respuesta contra los suníes
En respuesta al atentado, al menos 29 mezquitas suníes fueron atacadas, haciendo temer el desenlace de una auténtica "guerra de religiones" en Irak. "Hasta el momento hemos sido informados de que un total de 29 mezquitas (suníes) han sido incendiadas, atacadas y ocupadas, con todo tipo de armas, además, una de nuestras sedes ha sido cercada en la ciudad de Basora [550 kilómetros al sur de Bagdad] ", declaró el secretario general del PII, el Partido Islámico Iraquí, Tarek al Hachemi.
El dirigente político condenó el ataque al santuario, y lo calificó de "acción cobarde, venga de donde venga, ya que ha sobrepasado las líneas rojas", y advirtió de que el atentado contra el templo chií forma parte de una "conspiración que se trama contra el pueblo iraquí", por lo que aconsejó a los iraquíes unirse para hacerle frente.