Derechos de la Mujer: "No podemos esperar otros 50 años"
8 de marzo de 2016En el Día Internacional de la Mujer, Tribal Worldwide Buenos Aires junto a la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer, FEIM, presentan una novedosa campaña para detectar la violencia hacia la mujer a tiempo: “#Escuchalo”. Se trata de tres videos que representan situaciones de maltrato emocional hacia mujeres de distintas edades, en las que las mujeres parecen estar viviendo situaciones cotidianas, y sin embargo están siendo maltratadas por un hombre que las desvaloriza e insulta. ¿Cuál es la situación actual de la mujer en América Latina? Deutsche Welle habló con Mabel Bianco, presidenta de FEIM.
Deutsche Welle: Sra. Bianco, ¿cuáles son los avances hasta ahora en cuanto a la situación de la mujer en América Latina?
Mabel Bianco: En primer lugar, los avances se han dado en todo lo que tiene que ver con las leyes. En América Latina hemos ratificado convenios internacionales y hemos aprobado muchas leyes, pero no siempre se las ha podido implementar. Por ejemplo, las leyes que promueven la educación y formación en sexualidad, entre otras cosas, para prevenir el sida. Se han firmado acuerdos, hay muchos países en los que tenemos leyes, pero, a la hora de la verdad, poco es lo que llega a los chicos en nuestras escuelas.
Si bien contamos con leyes y programas que apoyan la atención de la salud sexual y reproductiva, que proveen de información y distribuyen métodos anticonceptivos en los hospitales públicos, a veces hay grupos de población a donde todavía ese esclarecimiento y esa atención no llegan. Por ejemplo, las mujeres indígenas, las mujeres afrodescendientes tienen muchas más dificultades por varios motivos. Uno es que son doblemente discriminadas: por ser mujeres y por ser indígenas, y, a veces también porque no hablan la lengua oficial, por lo cual no se pueden comunicar con el personal de los servicios de salud.
En otros casos, también tenemos dificultades con las mujeres discapacitadas, a quienes no se les reconocen sus derechos. Otras veces, con las adolescentes, a quienes no se les presta servicio.
Otro aspecto positivo es que hemos avanzado en la participación política. En muchos países de Latinoamérica tenemos leyes de cuotas de género, pero estas se refieren a fundamentalmente a los Parlamentos y no tanto al Poder Ejecutivo, es decir, a los ministerios, las alcaldías. En estos aspectos seguimos luchando y trabajando para ampliar los derechos de las mujeres.
¿Ha habido un avance o un retroceso en cuanto a la violencia machista en Latinoamérica?
Ese es otro gran tema: el problema de la violencia. A pesar de las medidas y leyes, todavía en nuestros países hay valores culturales muy arraigados que hacen que las mujeres no puedan contar con un buen acceso a la Justicia y a la atención médica. Todavía hay mucha impunidad. Esto no se toma tan en serio como debería tomarse, y es uno de los temas que más nos preocupan. Lamentablemente, los femicidios no han disminuido en América Latina.
Si no han disminuido los femicidios, ¿hay al menos una mayor toma de conciencia al respecto?
En muchos países ha habido una toma de conciencia y se ha cambiado la legislación. Pero todavía no hay resultados concretos porque es un proceso muy lento, hay una gran dificultad para que las mujeres accedan a la Justicia, y nuestros sistemas de Justicia tampoco están bien capacitados para este tema.
¿Cómo es el panorama en cuanto a la trata de mujeres y niñas?
Le puedo dar el ejemplo de Argentina, donde se aprobó la Ley de Trata de Personas. Se empiezan a detectar casos de tráfico de mujeres para la prostitución forzada, pero todavía falta poder apoyar a las mujeres sobre todo cuando salen de la trata, para que reciban ayuda y puedan reinsertarse socialmente.
Lo mismo está pasando, por ejemplo, con la trata laboral. Especialmente en Paraguay todavía hay mucho por hacer. Hay un gran intercambio con Argentina de mujeres que son traficadas para ser abusadas, no sexualmente, sino laboralmente. La modalidad actual consiste en fábricas clandestinas donde trabajan sin horarios y en condiciones lamentables de hacinamiento.
Se podría decir que es una forma moderna de esclavitud en ese caso…
Exactamente. Y vemos que eso persiste, y que es muy difícil erradicar ese problema debido la gran pobreza en la que viven esas mujeres, sobre todo las más jóvenes.
¿Cuáles son las políticas más efectivas, según su experiencia y en el marco de su tarea, para proteger a la mujer de la violencia machista, de la prostitución forzada y de la esclavitud laboral e impulsar, al mismo tiempo, los derechos de género en América Latina?
El factor más importante es superar la pobreza. Una mujer, aunque conozca sus derechos, sucumbe a los diversos flagelos por necesidad. Otras ni siquiera tienen acceso al conocimiento de sus derechos porque son pobres. La pobreza es un factor importante. Además, hay que fortalecer a las mujeres con cambios culturales donde se transmuten las pautas machistas.
Otro tema: pensamos que los gobiernos tienen que hacer aportes al cuidado familiar no pago. Es decir, que deben volver a abrir guarderías para niños, para que las mujeres no sean las que se quedan en casa sin poder trabajar si lo desean y lo necesitan. Y también hogares de día para los ancianos, que también son una responsabilidad que recae en las mujeres.
Con respecto las políticas en los diferentes países en América Latina, ¿usted ha comprobado cambios concretos?
Tengo que decir que en muchos países latinoamericanos ha habido cambios importantes. Pero falta mucho por hacer. Chile es un país donde hubo muchos adelantos, pero aún se enfrenta con dificultades en esa área. La lucha por la educación gratuita es fundamental para que las mujeres accedan a la educación, y eso en Chile es un paso muy importante. En Uruguay, en Argentina, en Brasil se han producido cambios muy significativos. Pero insisto en que todavía está faltando como una vuelta de tuerca, que es que las leyes alcancen de manera adecuada a todas las mujeres. Y por eso seguimos reclamando políticas más rápidas al respecto. No podemos esperar otros 30 o 50 años.
FEIM es una organización no gubernamental sin fines de lucro, creada en 1989 por un grupo de mujeres profesionales especialistas en género.