Deberes del Estado: ¿qué secuestrados merecen ayuda?
5 de diciembre de 2005El Estado está obligado por ley a proteger a todos y cada uno de sus ciudadanos. Por lo menos, así es en los países democráticos. Esta protección tiene además carácter universal, es decir, no se restringe sólo al territorio del Estado, y un gobierno puede exigir a cualquier otro gobierno que se salvaguarde la integridad de sus nacionales.
Por ello, en caso de secuestro, no es sólo una obligación moral sino también legal que el Ejecutivo ponga a disposición de la víctima y de sus familiares toda la ayuda que esté en su poder. Sin embargo, en Alemania, y en otros países que han vivido capturas de conciudadanos, hay quien opina que semejante lastre político para el país pierde justificación si el secuestrado se expuso conscientemente al peligro.
El caso de Sussane Osthoff
Susanne Osthoff se encontraba en un país en guerra, sumido en el caos y el desgobierno, atacado por el terrorismo islámico, en el que de por sí los occidentales están en el ojo de mira. Pero además, Osthoff había recibido amenazas directas y el peligro con el que convivía era tan evidente que a su familia no le sorprendió la noticia del secuestro.
El gobierno alemán se ve ahora en la encrucijada de tener que salvar la vida a su ciudadana sin comprometerse política ni diplomáticamente con los terroristas. Que Osthoff, que podría haber abandonado el país y haberse refugiado en su protegido hogar alemán, haya desatado esta situación es para algunos motivo de crítica.
Por otra parte, las gestiones del gobierno para conseguir la liberación con vida de la rehén se financian con fondos públicos. Independientemente de que se pague un rescate o no, los gastos generados a raíz del conflicto corren a cuenta del contribuidor, y a muchos les duele el bolsillo.
Al otro lado de las críticas
Junto a los que critican a Osthoff están los que no comprenden el porqué del debate. Ineludiblemente, algunas profesiones conllevan un factor de riesgo, entre ellas la colaboración humanitaria, o por ejemplo el periodismo.
¿Se puede exigir a estas personas que abandonen su trabajo en cuanto se sientan amenazadas? En los lugares más peligrosos se encuentra la población más necesitada. La ayuda internacional no se sostendría sin los que se juegan la vida.
Y sin corresponsales en la línea de fuego la única información que se recibiría de los lugares en conflicto sería la que filtrasen los mandos militares, como sucedió en la última guerra del golfo, cuando todo el mundo se quejó de la falta de noticias independientes.
Osthoff no es una aficionada que en un momento de filantropía decidió ayudar a iraquíes. La arqueóloga vive desde hace más de diez años en el país y no sólo habla perfectamente el idioma y está casada con un jordano, sino que su labor en Irak es el trabajo de toda una vida.