Debate sobre el islam: “muchos malentendidos”
18 de octubre de 2010En Alemania viven unos cuatro millones de musulmanes, gran parte de ellos de origen turco. Algunos son más religiosos que otros. La mayoría tiene trabajo y paga sus impuestos. Muchos han adquirido la ciudadanía alemana.
En el discurso que pronunció el pasado 3 de octubre con motivo del Día de la Unidad Alemana, el presidente alemán, Christian Wulff, dijo que el islam había llegado a formar parte del país, ganándose con ello duras críticas de los sectores más conservadores. Este lunes, Wulff comienza en Ankara una visita oficial de cinco días a Turquía.
El presidente participará en la colocación de la primera piedra de una universidad turco-alemana en Estambul y se reunirá con hombres de negocios y religiosos turcos. El cristianodemócrata Ruprecht Polenz (CDU), presidente de la Comisión de Exteriores del Bundestag, parafraseó a Wulff en declaraciones a la prensa alemana y lo convocó a llevar a Ankara el mensaje de que “el cristianismo también forma parte de Turquía”.
Cada vez más leña al fuego
“El cristianismo es sin duda parte de la cultura alemana. El judaísmo también. Nuestra historia es judeocristiana. Pero, mis estimados señores y señoras, el islam pertenece entretanto también a Alemania”, había dicho Wulff el día de la unidad. Tan clara declaración debía terminar el debate encendido por el polémico libro del antiguo presidente del Bundesbank, Thilo Sarrazin. Pero en vez de calmarlos, el presidente volvió a caldear los ánimos.
“Es una religión como cualquier otra y lamentablemente hay muchos malentendidos sobre ella: se la equipara con el radicalismo o el terrorismo”, opina un ciudadano alemán. “El islam pertenece a Oriente y además siempre está eso del terrorismo...”, indica una señora. “Ellos tienen su cultura y nosotros tenemos la nuestra. Yo no me entiendo con ellos”, asegura otra.
Según una encuesta llevada a cabo por el diario sensacionalista Bild, el 66 por ciento de los entrevistados no está de acuerdo con la afirmación de Wulff y el 69 por ciento rechaza el ingreso de Turquía a la Unión Europea. Un estudio presentado por la Fundación Friedrich Ebert alertó la pasada semana sobre un dramático ascenso de actitudes anti-islámicas.
De este estado de ánimo se hizo eco el primer ministro de Baviera y presidente del partido cristianodemócrata (CSU), Horst Seehofer, quien aprovechó para soltar algunas controvertidas frases y, según se le critica, lanzarse a la captura de votos a la derecha de su ya conservadora formación. Seehofer se dijo en una entrevista con el magazín alemán Focus en contra de la inmigración de mano de obra procedente de “otros entornos culturales”, aludiendo a Turquía y los países árabes, y dio en un discurso por muerto al multiculturalismo.
¿La culpa la tiene Turquía?
De una progresiva islamización de la sociedad alemana, impulsada desde Turquía, alerta el compañero de filas de Seehofer y ministro del Interior en Baviera, Joachim Herrmann: “Por supuesto que la situación ha cambiado en Turquía desde que gobierna Recep Tayyip Erdogan. Nadie puede negar que allí se ha producido un proceso de 'reislamización', que el país era mucho más laico hace 15 años. Y ahora el Gobierno turco lo intenta todo para extender ese proceso a Alemania. Eso es lo que ocurre”, declaró el político, y eso a pesar de que Erdogan ha instado a los turcos residentes en Alemania a que aprendan a hablar alemán de forma fluida y sin acento.
De la misma opinión es Heinz Buschowsky, alcalde del conflictivo barrio de Neukölln, en Berlín. Con más de 300.000 habitantes, Neukölln es la zona más densamente poblada de la capital alemana. Más del 7 por ciento de sus residentes recibe ayudas sociales. El porcentaje de población extranjera es especialmente alto: el 80 por ciento de los jóvenes tienen un trasfondo migratorio, sobre todo vinculado con Turquía y los países árabes. Esto se hace notar en las escuelas.
“Ahí tenemos a las niñas que andan con el pañuelo en la cabeza desde el jardín de infancia. Tenemos a las que no van a clase de natación o de gimnasia porque no quieren enseñar el cuerpo. Tenemos los maestros de biología que han de trabajar sin imágenes. O el acoso en el patio de la escuela: ‘¿qué tienes en tu pan, carne de cerdo? ¡Comes cerdo, eres un cerdo!’ Y eso es lo que pasa en los colegios y los jardines infantiles”, se queja Buschowsky.
Inmigración y emigración en Alemania: en cifras
Al menos en las escuelas, sobre todo cuando tienen alto índice de inmigrantes, habría que apoyar el desarrollo de la cultura alemana, opina el secretario general del partido liberal (FDP), Christian Lindner. En sus patios sólo debería hablarse alemán, le apoya la encargada del Gobierno para la Integración, Maria Böhmer. Pero el vocero gubernamental, Steffen Seibert, ha dicho claramente que no se ha pensado en una nueva ley, sino en que esto ocurra como un compromiso personal, voluntario.
La versión online del semanario Spiegel, sin embargo, publicó recientemente algunas cifras sobre tendencias de la migración en Alemania. Estas no contradicen, por ejemplo, históricos problemas como la integración de niños con trasfondo migratorio al sistema educativo. Pero tampoco permiten sustentar las tesis sobre el crecimiento masivo de la inmigración turca.
Unos 29.500 inmigrantes llegaron a Alemania desde Turquía el pasado año, mientras 39.600 dejaron este país en dirección contraria. Ante una población de casi 82 millones de residentes en tierras germanas, ninguna de las dos cifras permite hablar de “movimientos masivos de personas”. Según la Oficina Federal de Estadísticas, la tendencia a la emigración se ha mantenido constante en los últimos 20 años, mientras que la inmigración ha disminuido.
En Alemania, el 19 por ciento de la población tiene trasfondo migratorio. De ellos sólo el 8 por ciento son extranjeros y cada segundo extranjero es europeo. Incluso desde Estados Unidos llegaron más personas que desde Turquía en 2009. La mayoría vino desde Polonia o Rumanía: no eran ni turcos ni musulmanes.
Autoras: Bettina Marx/ Rosa Muñoz Lima
Editora: Luna Bolívar Manaut