DD. HH.: universales, pero pocos respetados
23 de noviembre de 2007La situación de los derechos humanos es precaria en muchas partes del mundo. ¿Tiene usted la sensación de poder lograr algo?
Muchos seres humanos se sienten reconfortados cuando países que estiman importantes, y entre ellos se cuenta Alemania, prestan atención a sus problemas. Muchas violaciones de los derechos humanos ni siquiera son conocidas por la opinión pública. Por ello, cuando se viaja a esos países y se transmite a activistas pro derechos humanos el mensaje de que no están solos, cuando se los recibe en una residencia de un embajador alemán, por ejemplo, y de cierta forma se los protege y se los hace conocer, eso ya es mucho. Pero naturalmente no sólo se trata de palabras. También los asistimos con pequeños proyectos, de lucha contra la pobreza o de fomento de la democracia. Todo ello es muy importante.
Usted acaba de regresar de África. ¿Hay un ejemplo concreto de ayuda exitosa?
Antes de ayer estuve en Conakry, Guinea. Viajamos a una isla donde se halla una cárcel militar donde hay presos políticos. Estuve con una representante de una ONG y el embajador alemán. Salió a recibirnos entonces un suboficial, que prometió ocuparse del caso y hablar con su jefe, para que la ONG pudiera quizás ayudar a los prisioneros, con alimentos, con medicamentos, etc. (…) Éste es un ejemplo de cómo una visita de mi persona y del embajador junto con una ONG puede poner algo en movimiento en un sistema bastante cerrado y dictatorial, como es el de Guinea.
¿Qué se puede hacer para mejorar la situación de los derechos humanos, por ejemplo en el Congo?
El Congo es un ejemplo muy triste. (…) Por eso creo que fue muy importante que se aprobara en la ONU, en Nueva York, una Resolución en la que claramente se estipula que no puede ser que las violaciones masivas de mujeres sean utilizadas como instrumento bélico, estratégico y sistemático. El este del Congo es un ejemplo quizás de los peores en el mundo, porque varios grupos aplican ese método. También las fuerzas de seguridad, la Policía, grupos rebeldes y milicias hutu y tutsi. (…) También se recurre al canibalismo para denigrar a personas, destruirlas, destrozarlas. Ello es algo que no podemos tolerar. Las unidades de las Naciones Unidas allí estacionadas deben agotar todos sus recursos e intervenir siempre que puedan.
Vayamos a Birmania. El país pasó al foco de la atención por las manifestaciones violentamente reprimidas. Actualmente no se oye mucho. ¿Se olvida nuevamente al país?
La Unión Europa acaba de designar un comisionado especial para Myanmar, o Birmania como se la llama. Yo quiero naturalmente que la presión occidental sobre la junta militar local aumente. Sin embargo, es muy importante que también las potencias regionales, no sólo China, sino también India, mantengan la presión. Birmania no puede ser olvidada, sino, por el contrario, tiene que ser un ejemplo de que los derechos humanos no están ligados a determinadas religiones o culturas, sino de que son universales e indivisibles. (…) En casos como éstos no vamos a comenzar a discutir sobre religión, condiciones culturales y supuestos valores filosóficos asiáticos. Cuando un gobierno ordena disparar sobre manifestantes pacíficos, de lo que se trata es de defender simplemente el derecho a la vida. Por ello es tan importante Birmania y que se produzcan cambios allí.
En Rusia pronto habrá elecciones. ¿Qué opina usted sobre la vigencia de los derechos humanos con vistas a las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales en ese país?
Rusia es, en lo que se refiere a los derechos humanos, un ejemplo de que también en sociedades que no sólo comparten los valores europeos, sino que también los han marcado —pensemos en los muchos intelectuales, músicos, pintores, escritores rusos— pueden registrarse retrocesos. La situación de los derechos humanos en la Federación Rusa no sólo que no ha mejorado en los últimos años, sino que ha empeorado. El Kremlin, el Gobierno, determina en mayor o menor medida lo que piensa la opinión pública y en definitiva también trata de desacreditar a todos aquellos que abogan por reformas sustanciales, por libertades y participación política. Kasparov es famoso como jugador de ajedrez y Occidente lo conoce también como político. Pero en la televisión rusa nunca lo han dejado hablar. (…) Los observadores de la OSCE no van a viajar a Rusia como observadores de las elecciones, porque dijeron que se los invitó demasiado tarde y los preparativos para las elecciones seguramente irregulares se tomaron ya antes. Y que por eso no vale la pena aparecer allí el día de las elecciones, porque de cualquier manera esas elecciones las deciden el poder de los medios de comunicación, el Kremlin y los oligarcas. Cualquiera puede ser presidente, basta que lo apoyen los medios, el Kremlin y Gazprom. Ahora hay que ver qué surge de las elecciones. Yo parto de que Putin seguirá desempeñando un importante papel. Por ello hay que recordarle lo que dijo en el Bundestag (Parlamento alemán) el 2001, que él compartía los valores comunes. Entonces tenemos que decirle que esperamos sencillamente que los respete.