Daniel Barenboim cumple 70 años
15 de noviembre de 2012El músico de origen argentino-israelí ha demostrado que la música puede traspasar todas las fronteras. Siendo aún niño, el prodigio de la música Barenboim viajó de Argentina a Israel y a Europa, donde desde hace décadas goza de un gran reconocimiento como pianista y director de orquesta.
Como ciudadano del mundo, el artista busca derribar prejuicios y construir puentes entre los pueblos, sin pretender con ello convertirse en un político. Según dice, siempre ha estado interesado por lo humano más que por lo político.
Nacido en Buenos Aires en 1942, el niño de abuelos rusos que emigraron a Suramérica antes del Pogromo, aprendió a tocar el piano a los cinco años y a los siete se presentó por primera vez en público. En 1954, dos años después de haber emigrado con su familia a Israel, Barenboim fue enviado a Salzburgo, Austria, a estudiar dirección. Allí conocería al director Wilhelm Furtwängler, quien más adelante lo calificó como un “fenómeno”. En esos años empezó para Barenboim la vida nómada de artista con sus primeras presentaciones en Viena, Roma, París, Londres y Nueva York, y la grabación de sus primeros discos.
Después de su debut como director de orquesta con la Filarmónica de Londres, en 1967, Barenboim estuvo en el podio de las mejores orquestas del mundo. Entre los años de 1975 y 1989 fue director musical de la Orchestre de Paris y en 1981 condujo por primera vez una presentación en el Festival de Bayreuth, celebrado cada año en esa ciudad para conmemorar la obra del músico alemán Richard Wagner. En 1991 fue nombrado director musical de la Orquesta Sinfónica de Chicago y en 1992, director musical general de la Staatsoper Unter den Linden, en Berlín. Desde diciembre de 2011 funge como director musical de la Scala de Milan, con la cual ya venía trabajando desde hacía varios años.
Al lado de Wagner, Beethoven, Schumann y Mahler, la música contemporánea también hace parte del repertorio de Barenboim. Con la Ópera Estatal de Berlín ha dirigido obras de Pierre Boulez, Wolfgang Rihm, Isabelle Mundry y York Höller, así como del compositor norteamericano recientemente fallecido Elliot Carter.
Como lo hace con frecuencia, Barenboim pasó de su podio de director al piano, en la serie de conciertos especiales en la Scala, en la celebración de su cumpleaños número 70 junto a su reconocido colega italiano Claudio Abbado.
Declaraciones controversiales
En la entrega del premio Wolf en Jerusalén, en 2004, Barenboim generó una airada controversia en su discurso de agradecimiento al frente del Knéset, el parlamento israelí, al criticar las acciones de Israel en contra de los palestinos y citando en ese sentido la Declaración de Independencia del Estado de Israel de 1948. El entonces presidente de Israel, Moshé Katsav, también lo criticó porque con su presentación de obras de Wagner en ese país, Barenboim habría ofendido a los sobrevivientes del Holocausto.
Sin embargo, el músico está convencido de que la música puede derribar las barreras del odio. En 1999 reunió, conjuntamente con el fallecido intelectual palestino Edward Said, a jóvenes músicos israelíes y árabes en un taller en Weimar. De allí surgió la Orquesta del Diván de Oriente y Occidente, rememorando la antología poética de Goethe. Se trata de una orquesta multinacional del Oriente Medio que desde su creación realiza giras artísticas todos los veranos.
Jóvenes músicos de Israel, Palestina, Jordania, Siria, Líbano y Egipto, hacen parte de este experimento musical. Al lado de los ensayos musicales, las controversias sobre los acontecimientos políticos recientes hacen parte del orden del día. “Lo importante es entablar un diálogo con el otro”, argumenta Barenboim en el documental Knowledge is the Beginning. “Porque si hay un diálogo, ello no quiere decir que haya que aceptar el punto de vista del otro. Significa que se tiene la oportunidad, que se tiene un foro en el cual expresar los puntos de vista diversos.”, agrega.
Traspasar las fronteras
Uno de los momentos culminantes de esta orquesta tuvo lugar en 2005, cuando, bajo las más estrictas medidas de seguridad y dotados con pasaportes diplomáticos españoles, los músicos brindaron un aclamado concierto en la ciudad de Ramala, en Cisjordania. Los jóvenes israelíes estuvieron por primera vez en territorios palestinos y lo mismo sucedió con sus compañeros árabes que atravesaron Israel. En ese aventurado viaje se hizo evidente para todos hasta qué punto las fronteras que parecían infranqueables, habían evitado saber algo de las vidas y las personas que habitan al otro lado. Barenboim aclara que la orquesta habrá alcanzado su verdadera dimensión tan solo cuando se haya presentado en todos los países de los que provienen sus integrantes.
En el documental, una reportera israelí le pregunta al director de orquesta argentino-israelí si la educación musical podría evitar que un niño palestino arroje piedras a los israelíes. Él respondió no estar muy seguro de ello, pero aseguró que con la música podía darles a los jóvenes algo de lo que nunca querrían prescindir. “Y cuando los niños van a clase de violín o de violonchelo tres o cuatro veces por semana, en el tiempo que dedican a eso no pueden tener ningún tipo de ideas radicales.”
Autora: Corina Kolbe/Andrés Villegas
Editor: Enrique López