Dalai Lama: "Mi propósito es promover los valores humanos”
24 de julio de 2007DEUTSCHE WELLE: Su Santidad, cuéntenos, por favor, ¿cuál es la situación de los derechos humanos en Tibet?
Dalai Lama: La situación es aún muy crítica. Hace un mes me encontré con un ciudadano del Tibet que pasó ocho años en una prisión china. Su único crimen, cometido en un poblado cercano a Lhasa, fue el de expresar su propios sentimientos.
DW: China reaccionó bruscamente cuando usted mencionó el problema de Tibet en Hamburgo, ¿le sorprendió?
D. L.: De ninguna manera. Aunque yo viva en silencio, siempre hay algún tipo de condena. Ellos siempre continuarán haciendo lo mismo.
DW: ¿Qué piensa usted de la postura del Gobierno alemán con respecto al Tibet? ¿Cree que Berlín no hace lo suficiente a favor de su causa?
D. L.: Como otros gobiernos, el alemán es básicamente comprensivo. Ciertamente hay una especie de preocupación. El asunto es si es adecuada. Nosotros apreciamos las muestras de inquietud del mundo exterior que son necesarias y útiles.
DW: ¿Cuáles son sus objetivos al visitar otros países?
D. L.: Mi principal propósito y motivación no es el problema del Tibet, sino ante todo la promoción de los derechos humanos para hacer de los individuos, las familias y las comunidades, seres más felices… y así, lograr una humanidad más feliz. Ésa es mi contribución. Considero que todo ser humano tiene la responsabilidad de mejorar el mundo.
Esa es mi convicción y siempre estoy buscando promoverla. Mi segundo propósito es el de promover la armonía religiosa. Cuando enseñé en la India el número de chinos que venía a escucharme creció. Algunas veces empero, el gobierno chino impuso restricciones para evitar que los chinos fueran a la India. Aún así, algunos ciudadanos chinos lograban llegar. Muchos de ellos decían que después de haber visto la comunidad tibetana encontraban grandes diferencias con lo que habían escuchado en China. La reacción era, a menudo, positiva.
DW: Usted ha dicho que podría ser el último Dalai Lama, ¿puede explicárnoslo?
D. L.: Ya en 1969 declaré oficialmente que la continuación o abolición de la institución del Dalai Lama depende de la voluntad del pueblo tibetano. Eso significa que si la mayoría de la nación tibetana considera que la existencia del Dalai Lama no es importante puede acabarla. Si fallezco pronto, creo que la mayoría de los tibetanos quisiera que dicha institución perdure. Si vivo unos 20 o 30 años más, las cosas podrían ser diferentes. Eso está bien. Sería un fin con dignidad.
DW: ¿Espera regresar al Tibet?
D. L.: !Ah sí! Todos los tibetanos sufren de nostalgia por su país y esperan verlo. Yo también. Pero al mismo tiempo, yo soy un monje budista. El lugar de nacimiento no es importante ni mental ni personalmente. Hay un dicho tibetano que reza: “Tu casa está donde te sientes bien y tus padres son aquellos que hacen cosas buenas por ti”. Yo disfruto mucho el ambiente positivo en Hamburgo. Sentí que esta era mi casa. Mucha gente sonreía como amigos, incluso los periodistas.