¿Cómo siente el tango un barítono alemán?
12 de noviembre de 2020A Benjamin Appl le llegó una de esas propuestas que de tan buenas cuesta creerlas. A él, un reconocido barítono alemán, un mecenas anónimo le proponía viajar a la capital argentina para escuchar y "vivir” el tango argentino.
Appl lo pensó, lo meditó, y aceptó. Y así se embarcó rumbo a Buenos Aires, con más preguntas que respuestas, y grandes dosis de curiosidad musical, cultural y humana.
Parafraseando a la alocución latina ("veni, vidi, vici”) , podría decirse que Appl "vino, vio, y venció”. Y no porque haya mediado batalla alguna, pero sí porque la experiencia lo cambió para siempre.
"Nunca olvidaré lo que viví en esos días”, le dice hoy Appl a DW. "Llevo conmigo todo lo que aprendí”, comparte.
La invitación
Pero volvamos al inicio. La invitación consistía en realizar un viaje de investigación musical, y en ese marco, establecer similitudes y diferencias entre el tango, símbolo musical porteño por excelencia, y el Lied, el género al que se dedica el protagonista de estas líneas, una canción lírica breve que se compone para que la voz solista recite un poema cantado con apenas un acompañamiento, generalmente de piano.
Vale decir además que toda la experiencia fue recogida por las cámaras y ha sido volcada en el recién estrenado documental "Breaking Music”, de Film&Arts.
"La idea no era imponer el conocimiento sino que éste surja de la interacción natural y espontánea de la persona”, cuenta Marcelo Lezama, director y productor de la película y alma mater del proyecto, en diálogo con DW.
Y así, Benjamin Appl recorre calles, bares, milongas y casas de la capital argentina, y habla con músicos, especialistas gardelianos y bandoneonistas, escucha y baila tango, come asado, va a carreras de caballos, y se deja imbuir de ese "no sé qué” porteño.
También se entusiasma improvisando con músicos locales, y se descubre irremediablemente melancólico, y siente que el tango llega a su vida para quedarse.
Nada menos que a su vida, la de él, nacido hace 38 años en Ratisbona, en el sur de Alemania, y dedicado a la música lírica en alemán.
Pero ya se sabe: "sorpresas te da la vida”.
"En mi vida todo está muy planificado. Yo siempre podía decir con exactitud -hasta antes de la pandemia, claro- dónde iba a estar en dos años y medio, por ejemplo”, se sincera ante DW.
"Pero en este caso, me subí a un avión y no sabía lo que me esperaba”, relata sobre su travesía intercontinental. Y quizás en ese momento, y sin saberlo, ya estuviera recibiendo la primera lección de tango y alma porteña.
Allí donde se cruzan el tango y el Lied
"A través del tango pude conocer la flexibilidad, la improvisación, lo que es tomarse libertades dentro del género, y dejarse llevar por la emoción”, admite el consagrado barítono.
"En la música lírica alemana, en el Lied, hay poca flexibilidad, hay que respetar siempre las normas, y cuando se canta, se trata de un balance entre la técnica y la emoción”, indica.
"Pero en el tango nunca está ese equilibrio, porque es tanta la emoción que la técnica queda relegada a un segundo plano”, analiza aún sorprendido por el descubrimiento.
Le llegarán luego varias "revelaciones” más. Incluso cuando sin eufemismos un músico argentino le diga que "el tango no se canta desde un sofá”, y lo invite a ponerse de pie para entonar las estrofas del 2x4.
Escuchar y ser escuchado
Pero el viaje es de ida y vuelta por varias razones. Por un lado, porque también él deslumbrará con su extraordinaria capacidad interpretativa musical al auditorio de la capital sudamericana.
Y porque, tal como lo establecían los requisitos de la aventura, a su llegada a Berlín, brindará un concierto en el que compartirá lo vivido en Buenos Aires.
"Se trata de un encuentro de culturas”, destaca Lezama sobre el proyecto. "Y de su interacción, de manera honesta, con madurez y reflexión”, completa.
"En estos tiempos de división, de nacionalismos, de encapsulamientos, creo que el tango es una forma maravillosa y pacífica de construcción de identidad”, sostiene por su parte Benjamin Appl, ya de vuelta en Europa.
"Quería lograr un viaje incierto, abierto, interesante y movilizante. Que haya un cambio, tanto entre los que reciben al viajero, como en el que viaja”, repasa sus metas el director Marcelo Lezama.
Tangueros, barítonos y testigos de la aventura no dudarían en confirmarle que logró su cometido.
(er)