Cómo Merkel cambió a Europa
20 de septiembre de 2013“Si el euro fracasa, fracasa Europa. No podemos permitir que eso suceda”, dijo Angela Merkel en octubre de 2011. Y lo ha repetido tan a menudo que la frase se convirtió en uno de los lemas de su política de austeridad para enfrentar la crisis que afecta a la eurozona.
Inicialmente, la canciller rehusaba ofrecer ayuda financiera a países en crisis, pero luego ayudó a construir el fondo de rescate de la Unión Europea y a desarrollar os planes para aligerar el endeudamiento, aceptando recientemente el programa de compra de bonos del Banco Central Europeo. “Eso fue territorio inexplorado para nosotros”, admitió más tarde la canciller.
“La Unión Europea de hoy no es la de hace cinco años. Se ha hecho mucho porque la crisis es muy profunda y fundamental”, dijo Yanis Emmanouilidis, economista del Centro de Políticas Europeas, con sede en Bruselas. “En estos cuatro o cinco años, el Gobierno alemán y la canciller tuvieron un rol decisivo”.
La Unión Europea marca el rumbo
Emmanouilidis cree que Merkel no busca ser líder, pero que, como conductora de la mayor economía del Viejo Continente, tampoco puede negarse a serlo. “No creo que Merkel lo haya querido, pero cuando la situación así lo exigió, tuvo que asumir ese rol. Muchos de sus socios europeos pidieron que ella lo hiciera”, explica.
La revista británica “The Economist” solicitó recientemente al Gobierno alemán impulsar aún más reformas en la Unión Europea, en adhesión al pacto fiscal, la unión bancaria y el techo de endeudamiento, describiendo a Alemania como “la hegemonía reluctante de Europa”.
La crisis de la eurozona y el manejo alemán modificaron el balance del poder en la Unión Europea. La una vez poderosa Comisión Europea, que proponía leyes y las controlaba han perdido terreno porque trabajan de manera demasiado lenta e inflexible. Al menos eso es lo que les reprocha el Gobierno de Berlín. El Parlamento Europeo tiene poca influencia, ya que el dinero que se necesita para rescatar a los bancos en apuros proviene principalmente de los presupuestos nacionales de cada país miembro. En resumen, el Consejo de Ministros, en el que están representados los gobiernos nacionales, es el que marca el camino.
Después de las elecciones generales del 22 de septiembre, el Gobierno alemán tendrá que enfrentarse a las tendencias euroescépticas que se están imponiendo en toda Europa, como la del Gobierno británico y la de los Países Bajos, que demandan amplias reformas respecto del poder de la Unión Europea, al que consideran excesivo.
¿Reformas radicales después de las elecciones?
El director del equipo de expertos Open Europe, Lord Rodney Leach of Fairford, aboga por un cambio radical en cuanto a política europea, ya que, particularmente en Alemania, la gente está perdiendo la confianza en la Unión Europea. La canciller deberá responder a esas demandas, dice Lord Leach. “La lógica requiere que Berlín apoye reformas radicales porque eso es lo que quiere el electorado, y eso responde al instinto noreuropeo”, explica.
Udo Bullman, por el contrario, tiene dudas acerca de si Merkel tendrá la fuerza suficiente como para llevar a cabo dichas reformas, sea cual fuere la dirección que tomen. Bullman, miembro socialdemócrata del Parlamento Europeo, dijo a Deutsche Welle que Merkel “ha instaurado una forma de demorar los hechos en toda Europa, llevando a la zona euro al borde del colapso mes tras mes, y eso tiene que cambiar”.
"Sin grandes cambios"
Sin embargo, de acuerdo con el Open Europe, "no habrá mayores cambios en cuanto a la política alemana referente a Europa luego de las elecciones del 22 de septiembre", aun si Merkel deja de ser canciller.
La ecuación no es: “Si fracasa Merkel, fracasa el euro y fracasa Europa”. Un gobierno de izquierda en Berlín sería, tal vez, un poco más condescendiente con los países en crisis de la eurozona, pero eso no cambiaría su actitud con respecto al dinero de los contribuyentes y del electorado. Los socialdemócratas comparten el instinto de Merkel de mantener bajos los déficits presupuestarios, dice Nina Schick, del Open Europe. Después de todo, con excepción del partido La Izquierda, las bases del esquema de rescate del euro fueron apoyadas por todos los partidos alemanes.