Cómo el coronavirus cambió los rituales fúnebres en Uganda
9 de agosto de 2021La pandemia de coronavirus está cambiando por decreto los rituales de entierro en África: "Debido a la COVID-19, ya no podemos entregar libros de condolencias. Cuando cerraron las iglesias, nos afectó mucho", dice Sydney Ogwang, gerente de Executive Funeral Services, una funeraria en Kampala, la capital de Uganda.
Mucho ha cambiado con las restricciones a las reuniones tradicionales en los funerales, dice la experta en servicios fúnebres a DW. Se prohibió cantar y solo unas pocas personas acuden a los velatorios nocturnos.
Ceremonias fúnebres concurridas: un tabú
Preocupado por nuevas infecciones por coronavirus entre los dolientes, el Gobierno de Uganda intervino en la cultura de duelo.
Las autoridades desaconsejaron mantener a la persona fallecida en el patio frente a la casa para presentarle allí sus respetos. Solo una docena de familiares cercanos acompaña el ataúd a la tumba. Quienes mueren por COVID-19 son enterrados por equipos médicos especiales y no por la familia, por temor al riesgo de infección que pudiera surgir del cuerpo inerte.
Nada de esto se corresponde con las prácticas habituales en muchas culturas africanas, en las que son frecuentes los funerales con decenas o incluso cientos de invitados, para despedir al difunto y consolar a los familiares.
En África existen varios ritos funerarios que se han practicado durante décadas, dependiendo de la localidad de origen, cultura, religión y posición del difunto en la comunidad.
Susan Reynolds Whyte ha estudiado durante cincuenta años las tradiciones sociales en África Oriental: la profesora de antropología de la Universidad de Copenhague comenzó su trabajo en Kenia, Tanzania y Uganda, en 1969. Asistió a muchos funerales, dice.
"Antes del sida y del COVID-19, las ceremonias de duelo en el campo eran algo grande. Los funerales se posponían durante varios días para que los parientes lejanos y todos los vecinos pudieran asistir. Traían comida y bebida, además de leña, para el velatorio nocturno de los muertos. Era un asunto costoso", describe Whyte en entrevista con DW.
"Estas contribuciones se registraban en un libro, en el que a menudo se incluía la relación con la persona fallecida", recuerda. Tras el funeral, muchas personas se quedaban para hacer compañía a los deudos y dormir junto a la tumba.
Parte de la vida: el entierro en la comunidad
Ya una pandemia anterior, la de VIH, trajo consigo cambios en los rituales de duelo. Entre otras razones, la pobreza hizo que los funerales se simplificaran. Ahora, con la pandemia de coronavirus, las celebraciones se restringieron drásticamente en Uganda. En muchos lugares solo se llevan a cabo rituales absolutamente elementales.
Una directriz en el sitio web del Ministerio de Salud de Uganda establece que la congregación de dolientes no debe sobrepasar el máximo de 50 personas, y la ceremonia fúnebre no debe extenderse más de dos horas.
Ofrecer comidas y bebidas está prohibido, para evitar atraer a grandes grupos de personas. Los deudos deben mantener una distancia de dos metros entre sí. Y se desaconsejan manifestaciones de contacto corporal como abrazos, palmadas en la espalda u hombros, o apretones de manos.
La profesora Whyte no cree que la normativa se haya cumplido o se esté cumpliendo en todas partes: el tema de los funerales es "demasiado importante, demasiado emotivo". La restricción de la cultura religiosa afecta la psique. "Es terrible para la gente dejar a sus muertos solos, sin velarles. El espíritu de los difuntos debe ser bien despedido para que todos puedan encontrar paz", explica.
"El funeral en la comunidad es un aspecto importante de la vida", subraya Whyte. Más en este momento, en que la gente tiene que apoyarse mutuamente como nunca, porque la situación económica en Uganda es catastrófica, agrega esta experta.
Tendencia en las ciudades: servicio funerario virtual
¿Cambiarán los rituales de duelo a largo plazo a causa de la pandemia? Los tiempos son difíciles en Uganda, podría ser un alivio celebrar de manera más sencilla, dice Whyte: "No me sorprendería si esto se popularizara y hubiera una tendencia hacia funerales más pequeños, sería coherente con el empobrecimiento creciente en Uganda", considera.
Ben Jumbe, periodista y comentarista en Kampala, no cree lo mismo: "El aspecto social está anclado en nuestra cultura y corre en nuestra sangre. Tan pronto como todo esto termine, volveremos a nuestra cultura", asegura.
Debido a la pandemia, existe una tendencia hacia los servicios conmemorativos virtuales en la ciudad. Para brindar a más personas la oportunidad de presentar sus últimos respetos a los fallecidos, los dolientes pueden seguir los eventos en vivo a través de una videollamada o una plataforma de transmisión en vivo (streaming, en inglés).
La contadora Charlotte Kukunda asistió al funeral de su jefe en Kampala. "En ese momento sentí el valor de este mundo virtual. Las personas que tenían una relación con el difunto podían, literalmente, iniciar sesión, decir qué significaba para ellos la relación con la persona y escuchar lo que otros decían", cuenta Kukunda. Así, enfatiza, "sentían que estaban celebrando la vida de un ser querido, como es costumbre en África". (rml/cp)