Cómo Bélgica se prepara para enfrentar la sequía
18 de agosto de 2022En Ranst, cerca de Amberes, en Bélgica, el sol ardiente se refleja en el pequeño lago del Canal Alberto. Sentaría bien refrescarse en el agua, porque el calor azota la región desde hace varias semanas. Pero este lago no es lugar de recreo, sino un depósito para suministrar agua potable a la región. Debido a la creciente sequía de los últimos años, Bélgica planea construir más embalses de este tipo. También aquí en el Canal Alberto, donde ya existe uno de estos depósitos. "Una pieza del rompecabezas para hacer frente a los efectos del cambio climático", dice Senne van Rompaey, coordinadora estratégica de la empresa local de suministro de agua Water-Link.
El depósito de agua se está construyendo en el marco del "Blue Deal", un paquete de medidas que el gobierno flamenco echó a andar hace dos años, con un total de 148 proyectos. Se están invirtiendo casi 500 millones de euros, parte de los cuales proceden del fondo de la Unión Europea para la recuperación tras la pandemia.
Agua en vez de industria
Aquí, en el Canal Alberto, cerca de Amberes, el gobierno flamenco planeaba construir una zona industrial, pero la creciente sequía les obligó a cambiar los planes. La ministra flamenca de Medio Ambiente, Zuhal Demir, ha anunciado que en vez del parque industrial en Ranst, en el extremo oriental de la provincia de Amberes, se construirá una nueva cuenca de almacenamiento. De esta manera quiere asegurar el suministro de agua potable para los próximos años, ya que Bélgica, y especialmente Flandes, están amenazadas por las sequías.
De la realización del proyecto se encarga Water-Link, el proveedor de agua local. La idea: en invierno el embalse se llena con el agua sobrante del Canal Alberto. En verano, el agua del embalse se purifica de manera que puede ser utilizada como agua potable. El Canal Alberto se alimenta del río Mosa, de donde Water-Link saca el 40% del agua potable de Flandes.
Van Rompaey explica que ya hace unos años todo indicaba que se iban a necesitar más embalses para poder asegurar el suministro de agua en la región a largo plazo. "Actualmente suponemos que podremos garantizar la seguridad del suministro hasta finales de septiembre", dice van Rompaey.
Este año todavía no ha hecho falta utilizar el agua de los embalses. La evolución de la situación en un futuro próximo depende del consumo de agua en la región y del clima, explica Patrick Meire, profesor de biología y experto en agua de la Universidad de Amberes. El nuevo depósito de agua de Ranst debería estar disponible como muy pronto en 2028, si el proceso de aprobación y las obras de construcción a lo largo de una reserva natural se desarrollan sin problemas. De lo contrario, la construcción podría durar hasta 2030.
Repensar la gestión del agua a través del Blue Deal
En el marco del Blue Deal se piensa realizar también toda una serie de proyectos de construcción. Se planea por ejemplo renaturalizar los ríos para que el agua permanezca el mayor tiempo posible en el territorio y romper las zonas selladas por la construcción. Ya se han creado 1.600 hectáreas de humedales y se han construido las primeras cuencas de retención de aguas pluviales.
Se necesita un nuevo enfoque, explica el experto van Rompaey: "Históricamente, en Flandes hemos hecho lo contrario: nos hemos asegurado de que el agua fluya de la tierra al mar lo más rápido posible. Ante el cambio climático, tenemos que invertir este proceso".
(ies/