Cumbre en L´Aquila: provechosa para G8 y G5
9 de julio de 2009¿La voz del G8 y la del G5 tienen la misma fuerza? Revisando las declaraciones de la segunda jornada de la Cumbre en L´Aquila se podría tener esa impresión. Con interés se esperaba la reacción de China, India, Brasil, Sudáfrica y México a la decisión tomada por el G-8 el día anterior en cuanto a no dejar que el calentamiento global sobrepase –para el año 2050- los dos grados centígrados, en comparación al nivel de 1990. Para lograrlo, las economías emergentes tienen que remar al unísono con los países más industrializados del mundo, pues también las emisiones de CO2 de los primeros van en aumento.
Y sí: el G5 está dispuesto a tirar en la misma dirección. Y dado que Indonesia, Corea del Sur y Australia dieron también su visto bueno, crecen las probabilidades de que en diciembre en la cumbre de Copenhague se llegue a nuevo acuerdo climático.
Duro camino hasta Copenhague
El camino hasta allí, según la canciller alemana, Angela Merkel, será arduo: “Con esto hemos logrado el marco para las negociaciones de Copenhague, para lograr un tratado que sustituya al de Kyoto. Mucho nos queda por hacer. Los países emergentes esperan de los industrializados metas a mediano plazo. En ese aspecto hemos hecho buenos avances; pero para Copenhague tenemos que prepararnos más. La novedad de este documento es que por primera vez los países emergentes dejan claro que están dispuestos a no seguir por el camino seguido hasta el momento. Por primera vez está por escrito, y eso es un inmenso logro”.
La voz de los científicos
Para Hans-Joachim Schellenhuber, director del Instituto para la Investigación de las Consecuencias del Cambio Climático de la Universidad de Potsdam este “acuerdo de los 2 grados” es un paso decisivo, puesto que implica automáticamente que los países industrializados tendrán que emitir 40 por ciento menos CO2 hasta el 2020 y un 80 por ciento menos hasta el 2050. Eso significaría el fin de la era de las emisiones de CO2.
Ottmar Edenhofer, otro científico del Instituto de Potsdam, en entrevista a la emisora alemana Deutschlandfunk puntualiza: “Esto es un buen indicador en el camino a evitar el peligroso cambio climático. Significa que estamos en capacidad de evitar que se active el interruptor en el sistema terráqueo que produciría, por ejemplo, acidez en los océanos, sequía en la selva amazónica, la alteración de la dinámica del monzón en la India y China, el deshielo del escudo de Groenlandia o del Antártico”.
“El G8 nos debe una respuesta”
Varias organizaciones ecologistas elogiaron que las naciones del G8 y algunos de los países emergentes hayan conseguido ponerse de acuerdo, pero ven en esto el mínimo común denominador y echan en falta objetivos concretos y ambiciosos. Tobias Münchmeyer, experto climático de Greenpeace, calificó la declaración como "una gran decepción".
Katrhin Gutmann de World Wildlife Fund (WWF) opina: “El acuerdo de los 2 grados nos parece bien. Lo llamaríamos avance, pero no es revolucionario. Falta aclarar qué se quiere lograr y cómo queremos lograrlo. Aún no hemos escuchado a los jefes de Estado y de Gobierno decir qué piensan hacer para reducir las emisiones hasta el 2020. Tampoco se han pronunciado acerca de cuánto están dispuestos a poner a disposición de los países en vías de desarrollo para que puedan reducir sus emisiones. Por ello no sabemos a ciencia cierta si es serio lo de los 2 grados. Veremos lo que pasa en los próximos meses; el G8 nos debe una respuesta”.
Una respuesta esperada
Para otra cuestión pendiente sí que hubo una respuesta. Previo a la Cumbre de L´Aquila hubo gran presión de los países emergentes respecto a las negociaciones de la Ronda de Doha que dormitan desde el 2001. Desde su punto de vista, las naciones industrializadas perjudican a los países más pobres con sus paquetes coyunturales y sus subvenciones agrícolas. Avanzar en la Ronda de Doha favorecería, sobre todo, a los más pobres. Y sí, también en esto lograron al final ponerse de acuerdo: antes del encuentro del G20, a finales de septiembre en Pittsburgh, se retomarán las negociaciones y se espera que el próximo año se concluyan.
Al final de la segunda jornada de la Cumbre de L´Aquila se puede decir que los países más industrializados del mundo y las economías emergentes han dado pasos considerables, sobre todo los unos hacia los otros.
Autor: Henrik Böhme/Mirra Banchón
Editora: Claudia Herrera Pahl