Durante 10 años, Andrea Wulf escarbó en archivos, bibliotecas y colecciones investigando sobre el gran naturalista berlinés. Viajó siguiendo su rastro, para conocer en carne propia, lo que Humboldt vio y sintió, cuando hablaba de extenuantes expediciones y de la diversidad de la naturaleza. En su exhaustiva biografía de Humboldt "La invención de la naturaleza” -un éxito editorial en todo el mundo- la historiadora relata la trayectoria vital de este singular explorador y le rinde homenaje por su contribución a la ciencia. Alexander von Humboldt, nació en 1769 en Berlín, en el seno de una familia acomodada. Tras una corta experiencia laboral como funcionario y gracias a una herencia, consigue materializar su sueño y se lanza, con apenas 30 años, a su gran aventura: Sudamérica. Acompañado por el naturalista francés, Aimé Bonpland, parte hacia Venezuela y recorre posteriormente Cuba, Colombia, Perú, México y Ecuador. Recoge plantas, observa animales desconocidos y le faltó poco para coronar la cima del volcán Chimborazo. En sus crónicas y numerosas cartas, describe sus aventuras: cómo vuelca en el Orinoco y casi se ahoga, habla de sus penosas marchas por la selva, de pies ensangrentados, de enfermedades y mosquitos; pero también de la belleza y la riqueza cultural de los países por los que viaja. Su famosa representación de una sección del Chimborazo, no solo expone las diferentes zonas climáticas y de vegetación, sino pone de manifiesto una comprensión absolutamente nueva de las interrelaciones en la naturaleza. Los acontecimientos actuales vienen a resaltar su espíritu visionario: ya hace más de 200 años, Humboldt advertía de las fatales consecuencias que la intervención del ser humano en la naturaleza, puede tener para el clima.