"En realidad, Mozart tendría que haber nacido en La Habana”. Esta frase es el detonante de un proyecto apasionado: la idea de combinar Mozart y mambo, música clásica y ritmos cubanos. Un sueño que Sarah Willis estuvo madurando durante años y que finalmente ha podido realizar en 2020. Sarah Willis, trompista de la Filarmónica de Berlín, viaja a La Habana por primera vez en 2017 para impartir una clase magistral. En cada esquina se topa con música: salsa, mambo, son. Cada casa, cada calle, cada lugar está llena de ella. En plena Habana Vieja hay un monumento de Wolfgang Amadeus Mozart. Mozart en Cuba: una imagen exótica, aunque pensando en su genio espontáneo, su vitalismo y su musicalidad desbordante, los paralelismos entre el gigante de la música y los instrumentistas cubanos resultan evidentes. Uno de ellos es el saxofonista Yuniet Lombida Prieto. Toca música de cámara, jazz y salsa en los principales escenarios del mundo. Otro es José Antonio Méndez Padrón, director de la Orquesta del Lyceum de la Habana: tiene un alma musical y como director estaría muy solicitado en todo el mundo, dice Sarah Willis. Pero decidió quedarse en Cuba y desde hace diez años dirige la orquesta, intentando apoyar a los jóvenes talentos musicales de su país. Porque son sólo pocos los que se quedan en Cuba. Allí las condiciones de vida son duras. Es difícil conseguir buenos instrumentos y conservarlos bien con una humedad tan alta. Además, planificar las pocas actuaciones que hay no es sencillo. Todo ello, no ayuda a forjarse una carrera como músico profesional. Sarah Willis ya ha viajado en cuatro ocasiones a Cuba para impartir clases magistrales. El alto nivel de los músicos, su pasión al tocar y su arte de improvisar a pesar de las malas condiciones de base, le impresionaron enormemente. Así es como surgió el proyecto "Mozart y Mambo”. Se trata de una selección musical extraordinaria que combina conciertos para trompa de Mozart con música tradicional cubana e incluso una versión de mambo de la famosa "Pequeña serenata nocturna”. El disco se grabó en enero de 2020 y fue publicado poco después. El objetivo de Sarah Willis con "Mozart y Mambo” es dar visibilidad al talento de sus colegas músicos cubanos. Parte de los ingresos de ventas del CD van destinados a hacer frente a una necesidad: la compra de nuevos instrumentos para la Orquesta del Lyceum de La Habana. En realidad, la orquesta planeaba viajar a Alemania en verano de 2020, con la idea de presentar el proyecto en vivo en los grandes festivales alemanes de música clásica. La pandemia por COVID-19 ha obligado a retrasar la gira. Habrá que esperar a 2021 para comprobar por qué Mozart bien podría haber sido cubano.