Cuestión de fe - Atención espiritual pese a la pandemia

Un ejemplo extremo es el de una familia de Duisburgo. Annemarie Hucks, de 83 años, se encuentra en cuidados intensivos con septicemia y ventilación periódica. De repente, entra en vigor la prohibición de visitas. Ningún miembro de su familia y ningún pastor tiene contacto con ella. La anciana es sorda y ni siquiera puede hablar por teléfono. Después de siete semanas aislada, muere sola. A su marido y a sus hijos, el funeral no les brinda consuelo, ya que, debido a las restricciones por el coronavirus, solo pueden asistir al cementerio 12 allegados. El sacerdote de la parroquia considera que habría que establecer regulaciones que eviten experiencias tan duras como esta. En algunas clínicas se hacen excepciones y se organiza una última visita con meticulosas medidas de protección. Y son los pastores quienes acompañan a los moribundos en nombre de la familia. Los pastores de la Iglesia Evangélica en Alemania dedicados a este tipo de atención espiritual en hospitales se declaran dispuestos a atender a estas personas en los últimos momentos de su vida pese al coronavirus y argumentan que a estas alturas se tiene ya la experiencia necesaria con pacientes infectados. El reportaje se vale de ejemplos para presentar la problemática de la actuación de clínicas y residencias durante la primera ola de la pandemia y se plantea cómo lograr un trato más humano en la situación actual.