Cuba y Estados Unidos: "sin prisa pero sin pausa"
21 de mayo de 2015Las delegaciones lideradas por la diplomática estadounidense Roberta Jacobson y la cubana Josefina Vidal celebran este jueves (21.05.2015), en Washington, su cuarta ronda de negociaciones desde que los presidentes Barack Obama y Raúl Castro anunciaran, el pasado 17 de diciembre, sus intenciones de normalizar las relaciones diplomáticas bilaterales, rotas en 1961.
Ambas partes calificaron de "constructivos" sus encuentros de enero, febrero y marzo, centrados "en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la reapertura de embajadas". Sin embargo, ninguno ha tenido aún mucho más resultado que la confirmación de que el proceso es largo y complejo pero el diálogo −tan marcado por discrepancias históricas como por la decisión ya tomada de llevarlo a buen puerto− continúa. ¿Qué falta para transformar en embajadas las actuales Oficinas de Intereses de ambos países en La Habana y Washington?
¿Quién marca el paso?
En principio, Estados Unidos pretendía intercambiar embajadores antes de la Cumbre de las Américas, ya celebrada a inicios de abril en Panamá. La isla, entonces, insistió en que no era posible dar el paso antes de que Cuba fuese retirada de la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo Internacional y un banco estadounidense reanudara los servicios financieros a la legación cubana en Washington (aún cortados por el embargo). Ahora que se vislumbra una solución a ambos temas, parece ser Washington el que aprieta el freno.
Se ha dicho que la Sección de Intereses de Cuba en Washington halló ya un banco con el que operar y que el Congreso no podrá bloquear la decisión ejecutiva de Obama de retirar a Cuba de la "lista negra". Así que Raúl Castro celebró ya la posibilidad de intercambiar embajadores después de este 29 de mayo, fecha en que la medida de Obama podría hacerse efectiva. Pero el Departamento de Estado lo contradijo enseguida: "aun hay trabajo por hacer, (...) no estamos listos para anunciar nada", comentó un portavoz. Quizás solo para desmentir la afirmación de Castro de que "va bien la cosa", aunque "a nuestro ritmo". Y es que, como reconoció el propio portavoz estadounidense, la reapertura de embajadas “sería el siguiente paso lógico”.
¿No hay plazo límite?
Este sería, eso sí, solo un paso hacia un proceso más amplio de "normalización" de relaciones que, según Raúl Castro, no será posible sin que EE. UU. devuelva "el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo" y elimine o modifique aún más sustancialmente −por la vía ejecutiva− la aplicación del embargo. Para Obama, se trata sobre todo de impulsar, con un nuevo enfoque, una "apertura política" que acerque a la isla a los "intereses y valores estadounidenses".
En la agenda de este jueves siguen las mutuas quejas sobre la regulación de la movilidad y la actuación del personal diplomático, confinado en Washington y Nueva York, o La Habana. Cuba exige a Estados Unidos que desista de “entrenar” a opositores políticos en la isla, mientras, Estados Unidos destaca su preocupación ante un gobierno que aún "pisotea los derechos humanos universales básicos de su pueblo". Ambas partes han insistido en que no tienen plazos fijos sino intereses claros. Aunque claro parece también que los compromisos generales entre estos dos gobiernos, que negociaron su reconciliación en secreto por más de año y medio, ya están sellados.
A Raúl Castro le queda en teoría hasta el 2018 para llevar a buen puerto las negociaciones. Pero, el tiempo de las "medidas ejecutivas" con que Barack Obama ha animado las rondas casi mensuales de negociación podría acabarse con su salida de la Casa Blanca en 2016. Así que no estaría mal que Vidal y Jacobson anunciaran más que progresos “sin prisa pero sin pausa” tras esta cuarta ronda de negociaciones. Con ello, ambas delegaciones dejarían tiempo y fuerzas a Obama, por ejemplo, para lidiar con un Congreso de mayoría republicana, dispuesta a dificultar el nombramiento de un embajador en La Habana y la aprobación de un presupuesto para esa embajada.