Cuba: ¿las buenas acciones deben ser recompensadas?
25 de octubre de 2010La flamante ministra española de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, se pronunciaba antes del Consejo de Ministros de Exteriores de la Unión Europea de este lunes, en Luxemburgo, a favor de que se envíara una señal positiva a Cuba. Se trataba básicamente de un posible cambio de la "posición común" que el bloque mantiene con la isla desde 1996 y que condiciona una total normalización de las relaciones a un avance en materia de derechos humanos.
“Aunque Miguel Ángel Moratinos ya no está –él se esforzó mucho por mejorar las relaciones entre la UE y la Habana- los ministros están conversando para poner movimiento en este tema; en cuanto a la postura belga, puedo decir que opinamos que las buenas acciones deben ser recompensadas”, declaró en rueda de prensa el ministro belga de Relaciones Exteriores, Steven Vaneckere, a cargo de la presidencia rotativa del Consejo.
Según lo acordado finalmente, el bloque comunitario mantendrá la llamada "posición común", pero realizará "contactos exploratorios" con el Gobierno cubano a fin de ver si es posible dar un nuevo giro a la relación bilateral.
¿Gestos recompensables?
La reciente liberación de presos políticos y la aprobación de reformas económicas para fomentar las inversiones privadas son entendidas como buenas señales, tanto por el anterior ministro Moratinos como por su sucesora Trinidad Jiménez. No obstante, “no somos ingenuos”, recalcó Vaneckere y “debemos cuidar de que se ponga en práctica lo que se promete”.
En todo caso, los 27 comienzan a estudiar cómo apoyar los cambios hacia la democratización, analizan qué tipo de relación cabría mantener con las autoridades cubanas y exploran la posibilidad de establecer algún tipo de acuerdo bilateral simplificado, que englobaría diálogo político, cooperación al desarrollo y relaciones comerciales. ¿Significa el fin de la gastada posición común? Más bien, significaría el comienzo de su fin; se trata menos de revisarla y más de buscar nuevos escenarios.
Cuba es el único país de América Latina que no está vinculado con ningún acuerdo al club europeo. Esto “no ha sido por falta de voluntad de la UE”, subraya José Ignacio Salafranca, quien estuvo por 15 años al frente de las relaciones entre la UE y América Latina: “La razón es muy simple: Cuba no satisface las exigencias de la cláusula democrática que desde 1990 vienen caracterizando los acuerdos que la UE vine suscribiendo con los países de la región”, explica el eurodiputado conservador.
¿Sin voluntad para un acuerdo bilateral?
De 1995 datan los últimos intentos por lograr un acuerdo bilateral con la isla; el gobierno de Fidel Castro se negó a concluirlo. En 1996, tras el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, bajo el gobierno de José María Aznar, España propone al Consejo de la Unión Europea la adopción de la posición común, mantenida hasta hoy. Ésta supedita todo acuerdo a un avance en materia de derechos humanos y libertades civiles.
La ola de represión a disidentes en 2003 llevó a la UE a congelar las relaciones; en 2008, bajo presidencia luxemburguesa esto comenzó a mitigarse y las relaciones en cuanto a cooperación al desarrollo fueron restablecidas. En 2009, la muerte en prisión del disidente Osvaldo Zapata y luego la prolongada huelga de hambre de Guillermo Fariñas pusieron de manifiesto la poca disposición al diálogo del gobierno Raúl Castro, en quien se habían cifrado algunas esperanzas. Sin embargo, la paulatina y sorpresiva liberación de los presos políticos –en diálogo con la Iglesia Católica Cubana y avalada por el ministro español Moratinos- abrió otra vez un poco la puerta europea. Además, la apremiante situación económica de la isla-que vive desde hace décadas bajo la égida de un partido único y con el condicionante del embargo económico y financiero impuesto por Estados Unidos- parece rubricar la voluntad de mejorar las relaciones internacionales.
Un consenso para la isla caribeña
En los círculos europeos, no obstante, no existe un consenso respecto a Cuba. Para los unos, los gestos hechos por la isla deben ser reconocidos; además, así la postura de algunos políticos socialdemócratas, hay que reconocer que los bloqueos y las sanciones no han dado nunca buenos resultados. Para otros, la UE debe insistir en los valores que defiende y no debería levantar esa posición común hasta que haya cambios sustanciales en el Gobierno, no meros gestos.
En este sentido, las declaraciones en suelo europeo de los liberados disidentes cubanos echan leña al fuego de los que piensan que toda presión, incluida la posición común europea, es necesaria para que haya un cambio en el régimen cubano. Así, los tres premios Sajarov concedidos por el Parlamento Europeo a disidentes cubanos –en 2002, a Osvaldo Payá; en 2005, a las Damas de Blanco y en 2010, a Guillermo Fariñas- son para José Ignacio Salafranca, copromotor de estas menciones, la prueba del compromiso del Parlamento Europeo con los derechos humanos y unas libertades fundamentales, que siguen haciéndose esperar en la isla.
Con todo, la nueva titular española de Exteriores, declaró en Luxemburgo: "Creo que Cuba ha hecho mucho, así que creo que es un buen momento para encontrar una nueva solución, para encontrar un nuevo diálogo en las relaciones entre la UE y Cuba”.
Autora: Mirra Banchón
Editor: Enrique López