Cuando por cada soldado nazi caído debían morir 100 serbios
21 de octubre de 2021Serbia apenas juega un papel protagónico en la memoria alemana de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, cientos de miles de soldados alemanes estuvieron estacionados en los Balcanes durante el periodo de invasión de la Alemania nazi al Reino de Yugoslavia, entre el 6 de abril de 1941 y 1945. Los cementerios de 719 localidades serbias, en los que están enterrados más de 15.400 alemanes caídos, dan testimonio de ello.
Innumerables tumbas de serbios, judíos y romaníes dan cuenta de los crímenes de las fuerzas de ocupación alemanas. La mayoría de ellos murieron como combatientes de la resistencia, pero al menos 80.000 civiles también fueron asesinados por miembros de la Wehrmacht (Ejército) y las SS (escuadrones de protección) en una así llamada "campaña de expiación”.
Ya en abril de 1941, inmediatamente después del ataque a Yugoslavia, los comandantes alemanes ordenaron tomar rehenes de todos los estratos de la población, "para evitar la formación de bandas" y "como protección preventiva para las tropas". Como castigo por cada soldado alemán muerto por los combatientes de la resistencia, 100 civiles serbios debían ser asesinados "sin contemplaciones"; por cada persona herida, 50, "incluyendo a conocidas personalidades o sus familiares", dice a DW la historiadora alemana Marie-Janine Calic.
El régimen de ocupación en Serbia fue especialmente brutal desde el principio. Como resultado, ya en el verano de 1941 se formó una resistencia armada heterogénea de partisanos comunistas y "chetniks" nacionalistas, cuyas actividades tuvieron a su vez el efecto de azuzar el terror sembrado por los nazis.
Venganza por la Primera Guerra Mundial
Para controlar la situación en los Balcanes, Adolf Hitler envió a Serbia en septiembre de 1941 al general de la Wehrmacht Franz Böhme como comandante en jefe, un austriaco conocido por su dureza. Poco después de su llegada, Böhme recordó a sus unidades, compuestas principalmente por austriacos, la lucha contra Serbia en la Primera Guerra Mundial: "Ustedes están vengando a sus camaradas muertos, cuya sangre corrió aquí en 1914 por culpa de los mezquinos serbios".
"Hoy en día, casi nadie es consciente de los crímenes cometidos por las unidades imperiales en Serbia durante la Primera Guerra Mundial. Había un serbio colgado de cada poste de luz y árbol. Y, sin embargo, perdieron la guerra", afirma el politólogo austriaco Walter Manoschek en el documental "Two Faces of War" ("Dos caras de la guerra"). Para Böhme y otros antiguos oficiales austriacos, esta derrota habría sido un trauma. "Y pensaban que eso debía ser corregido de cualquier forma", explica Manoschek.
"Campaña de expiación" en Kragujevac
De hecho, bajo el mando de Boehme, se utilizaron los medios más brutales contra la población civil. El 21 de octubre de 1941 se llevó a cabo una "acción expiatoria" especialmente cruel en la ciudad central serbia de Kragujevac. Tras un enfrentamiento entre la Wehrmacht y los combatientes de la resistencia cerca de la ciudad, el 16 de octubre de 1941, en el que murieron diez soldados alemanes y 26 resultaron heridos, debían morir 2.300 serbios, judíos y romaníes, según la "regla de la expiación".
La matanza comenzó el domingo 19 de octubre de 1941 en los pueblos de los alrededores de Kragujevac porque estos eran, como los soldados alemanes los llamaban, "nidos de bandidos". 415 personas fueron asesinadas a tiros. Pero eso no fue suficiente. Por eso, el lunes siguiente, 20 de octubre, 5.000 personas fueron detenidas y encarceladas en Kragujevac.
Rehenes de todas las clases sociales
Los rehenes fueron sacados de los campos, de sus lugares de trabajo, de las calles y de las casas. 300 estudiantes, chicos de entre 12 y 18 años, fueron detenidos junto con sus profesores en sus aulas. Además, había docenas de niños romaníes, la mayoría de ellos limpiabotas que se habían negado a limpiar las botas de los soldados de la Wehrmacht.
Por miedo a las consecuencias para sus familias, pero también porque los soldados alemanes les aseguraron en un principio que solo se trataba de una revisión de documentos de identidad, casi nadie intentó escapar. El 20 de octubre fueron fusilados los primeros 123 serbios y judíos, entre los que también había mujeres. Diez personas sobrevivieron a la masacre, una de ellas -un hombre- testificó los crímenes en los juicios de Nuremberg en 1947.
En vista de su muerte segura, los pocos rehenes que tenían algo con qué escribir, garabatearon los últimos mensajes cortos para sus seres queridos en trozos de papel. 42 de ellos se han conservado. Uno de ellos dice: "Mira, dale un beso a los niños. Niños, escuchen a mamá. Cuídate, Laza. Adiós para siempre".
A las 7 de la mañana del martes 21 de octubre de 1941, los soldados de la Wehrmacht comenzaron a alinear a los rehenes en grupos y a dispararles. Alrededor de las 2 de la tarde todo había terminado. 2.264 personas murieron. Unos 200 rehenes tuvieron que enterrar a las personas ejecutadas, lo que duró días. Al resto de los rehenes se les permitió irse a casa. Al mismo tiempo, soldados de la Wehrmacht y miembros de unidades serbias que cooperaban con las fuerzas de ocupación asesinaron a 1.700 civiles en Kraljevo, a 50 kilómetros de distancia.
(ct/er)