Cuando la sociedad no nos deja parar
23 de octubre de 2006Poco queda para pasar del horario veraniego al horario de invierno. En la noche de un sábado de noviembre, la hora se retrasa en Europa de las 3:00 a las 2:00 de la mañana. Esta hora cuenta como una doble y no estaría de más disfrutarla. Pero en vez de vivirla, dormimos.
"Eso es típico de nuestra sociedad que no quiere enfrentarse al riesgo de vivir un momento sin mirar al reloj", comenta el investigador del tiempo Karlheinz Geißler. Con la mirada permanente en la esfera horaria y la prisa por acudir a las diferentes citas incluso el domingo, cada vez más personas se encuentran acosadas por el tiempo.
La tranquilidad como mercancía
Esta presión cronológica tiene diferentes causas. Muchos estudios muestran una imagen en la que aparece una "sociedad del estrés. El 84% de los alemanes sufre de está presión del tiempo en su puesto de trabajo, dice el estudio publicado por el instituto de demoscopia Emnid. La quinta parte presenta síntomas de estrés como problemas gastrointestinales, cardíacos o dolores de cabeza. Y la cuarta parte tiene problemas para dormir por haber dejado algo sin terminar.
Con estos síntomas, la economía de mercado responde y ha desarrollado diferentes ofertas para suavizar el sufrimiento. Ofertas de comida tranquila, meditación en un monasterio o periódos sabáticos para los empleados se combinan con las curas de fin de semana en hoteles de lujo. "El tiempo se ha convertido en un recurso clave", dice Matthias Horx del instituto de futuro de Kelkheim. A la vez se ha creado un nuevo producto de lujo: "el bienestar temporal".
¿Dueños o víctimas del tiempo?
Sin embargo, la falta de tiempo es sólo la menor causa según los investigadores del tiempo. Como dice el autor del libro "Tiempo: la sustancia de la que está hecha la vida", Steffen Klein, el flujo de información y las múltiples opciones son la raíz del problema: "nuestros filtros ya no funcionan. Ya no podemos depurar".
"Tenemos que dejar de presentarnos como víctimas de un compás externo". No tener tiempo es un símbolo de estatus en una sociedad en la que el tiempo es dinero. Y al contrario, que la persona sea dueña de su propio tiempo debería ser reconocido como un valor.
Harmut Seifert, de la Fundación Hans-Böckler ve el problema de otra forma. La tendencia de horarios laborales más cortos para los trabajadores a tiempo completo desapareció hace cinco años con la competencia de países con sueldos más bajos. En los ochenta, las empresas aumentaron el ritmo de trabajo para compensar esta reducción de las horas. "Cuando la gente vuelve a casa están quemados, se caen en el sillón y miran la televisión". Según la fundación, en Alemania el horario laboral real se sitúa alrededor de las 42 horas semanales, una hora más que la media europea.
Soluciones de ahorro de tiempo
Pero para el que se lo pueda costear, existen empresas que ayudan con sus servicios. Así, hay agencias que ofrecen soluciones para ahorrar tiempo. Por ejemplo, comprando regalos, regando las plantas o buscando un fontanero para descargar a la persona de la presión de los deberes diarios.
Geißler califica esta oferta como satisfactoria: "El capitalismo es tan estable que hace un negocio de cualquier problema o una ansiedad. Nunca antes tuvo que pagar el hombre tanto dinero por un poco de tranquilidad. "Tenemos que aprender a disfrutar del momento", apunta Klein. Tomar café con la pareja, cocinar, salir de paseo… "Necesitamos un espacio en las que nos salgamos de la rutina, en los que el teléfono y la computadora estén apagados y no tengamos que tomar ninguna decisión". Sin embargo, no olvidemos que previamente también hay que organizar ese oasis de tranquilidad.