Cuando cupido es un/a internauta
1 de septiembre de 2003Para bien o para mal. Internet ha abierto mundos insospechados en las relaciones interpersonales. Unos han encontrado a sus familiares extraviados, otros han encontrado empleo y algunos han encontrado incluso a su media naranja en la maraña de las autopistas electrónicas. Hay otros empero, que no buscan amor, sino mera satisfacción, lo que no quiere decir que lo primero descarte lo segundo. Pero la navegación virtual no es ni tan casta ni tan segura como parece.
La trampa de la ilusión
Hay pocas cosas que despierten tanto la fantasía como el contacto virtual con un desconocido. Un par de detalles, genuinos o fingidos, unas cuantas frases llenas de humor salpicado de erotismo y ya está: la persona al otro lado de la línea empieza a imaginar la pareja "ideal". Los deseos propios pueden convertirse en la mejor de las trampas.
Para algunos es tan grande el peso de la soledad que después de intercambiar unas cuantas frases y, si acaso una foto – con frecuencia tomada en mejores tiempos -, aceptan encontrarse con los desconocidos sin mayores reparos. Sin querer afirmar que todo contacto en internet termina en una catástrofe, no son pocos los que revelan su identidad completa, teléfono y dirección y luego se sorprenden cuando reciben visita inesperada de sus amores de internet.La prensa sensacionalista no siempre inventa cuando reporta casos de delincuencia, facilitada por la insensatez a la hora de navegar. No en vano una de las reglas de oro en los foros de búsqueda de pareja es nunca dar el nombre y dirección verdaderos. Y ni se diga de citas a escondidas en casa del uno o del otro. Un concurrido café es, por eso, el sitio más adecuado y seguro para un encuentro a ciegas o un "blind date", por mencionar el término en inglés.
No todo el mundo busca amor en Internet
El mercado virtual de sentimientos, emociones y decepciones parece insondable. En Austria se conoció el caso de una joven que se citó en la red con un noruego para suicidarse juntos. En Alemania se reveló el escalofriante caso de "Armin: el antropófago". Un soltero empedernido - por obra y gracia de su anciana madre - que tuvo contacto con más de 400(!) internautas interesados en las oscuras artes de devorar humanos. Gracias a la red, este enigmático experto en computación encontró a varias personas complacidas de servirle de plato principal. La ofertas, si no le llovían, por lo menos no escaseaban. Eran tantas que Armin se podía dar el lujo de rechazar a alguien por tener "demasiados gorditos". El resto de la historia se conoce. Gracias a la misma red electrónica, el homicida fue localizado, arrestado, encarcelado y juzgado.
Sorpresas te da la red
Pero la muerte puede también llegar por otros caminos. La red ha facilitado un verdadero auge de prácticas sexuales hasta ahora poco conocidas, por falta de foros públicos. La práctica de sexo sin condón, por ejemplo, está resurgiendo en la nueva generación de homosexuales que no han oído mucho de los peligros del SIDA.
La relación entre el SIDA e internet es más estrecha de lo imaginado. Teniendo en cuenta el problema, científicos de la Health Research Association de Los Angeles han instado a aprovechar la red como plataforma de prevención e información sobre los riesgos del sexo inseguro. Estudios en Gran Bretaña, Suecia, Estados Unidos y Holanda han demostrado que las citas a ciegas acordadas en internet aumentan el riesgo de una infección porque, una vez encontrada la pareja, muchos prefieren no desistir de prácticas inseguras por el sólo hecho de "no perder la oportunidad". Así pues, lo que empieza con una excitante aventura frente a la pantalla, puede terminar con el resultado positivo de anticuerpos del SIDA.