¿Cuán democrático es realmente Estados Unidos?
10 de septiembre de 2024Durante mucho tiempo, EE.UU. se consideró a sí mismo una democraciaejemplar: un país en el que otras naciones podían fijarse a la hora de construir sus propias democracias tras obtener la independencia o deshacerse de regímenes autoritarios.
El 6 de enero de 2021, los ojos del mundo estaban puestos en Estados Unidos. Ese día, una turba de extremistas de derechas, alentada por el entonces todavía presidente Donald Trump, asaltó el Capitolio estadounidense en un intento de interrumpir el traspaso democrático de poder tras las elecciones de 2020.
Y en una encuesta realizada en 2023 por la agencia de noticias Associated Press, en colaboración con la Universidad de Chicago, solo el 10% de los participantes afirmó que la democracia en EE.UU. funcionaba extremadamente bien o muy bien. Entonces, ¿cuál es el estado de la democracia estadounidense hoy, de cara a las elecciones presidenciales de 2024?
El Congreso de EE.UU. no inspira fe en la democracia
"Creo que es justo decir que los estadounidenses no confían mucho ahora mismo en las instituciones gubernamentales”, declaró a DW Michael Berkman, director del Instituto McCourtney para la Democracia y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Pensilvania. "Están viendo un Congreso que no funciona nada bien y están viendo algunos problemas bastante insolubles que el gobierno no ha abordado realmente, como la violencia y el cambio climático”.
Al no poder elegir un líder, la mayoría republicana de la Cámara de Representantes paralizó el Congreso durante semanas en octubre de 2023. Pero incluso sin interrupciones como ésta, la aprobación de cualquier ley en las dos cámaras del Congreso es lenta debido al partidismo profundamente arraigado entre republicanos y demócratas.
"Es extremadamente difícil, a veces imposible, aprobar leyes, incluso cuando una mayoría abrumadora de la opinión pública apoya una medida”, declaró a DW Vanessa Williamson, investigadora principal de estudios de gobernanza en el think tank estadounidense Brookings Institution. "Hay una disfunción muy grave en Washington.”
Colegio electoral: ganar el voto popular no es la clave
No es sorprendente, pues, que la confianza en las instituciones democráticas haya descendido en los últimos años. Pero hay más cosas que no se esperan de un país como Estados Unidos.
"Además de las formas recientes de erosión democrática, Estados Unidos tiene muchas prácticas antidemocráticas de muy larga data”, afirma Williamson.
La principal de ellas: el ganador de las elecciones presidenciales no es necesariamente el más votado.
Por ejemplo, Donald Trump ganó las elecciones presidenciales de 2016 a pesar de que su oponente, Hillary Clinton, obtuvo aproximadamente 2,9 millones de votos más que él. La razón de este enigma es el colegio electoral. En EE.UU., cada uno de los 50 estados tiene un número determinado de electores en función de su población. El candidato que obtiene la mayoría de los votos de la población de un estado es el que consigue los votos electorales del estado.
Para ganar la presidencia, un candidato debe ganar en suficientes estados para obtener en el colegio electoral 270 electores o más. Así, alguien que gane estados por márgenes pequeños puede convertirse en presidente, aunque en total hayan votado más estadounidenses por el otro candidato.
El Senado de EE.UU.: "Una institución profundamente antidemocrática”
Otra parte del sistema político estadounidense que no refleja una democracia perfecta es la cámara alta del Congreso: el Senado. Cada estado de EE.UU. tiene dos senadores en la cámara, independientemente del tamaño de la población del estado.
Eso significa que en algunos estados, un senador representa a unos cientos de miles de personas, mientras que en otros, un par de millones de personas "comparten” un senador. Cuando el Senado tiene que tomar una decisión, el voto de cada senador tiene exactamente el mismo peso, aunque representen a un número de personas muy diferente.
Berkman califica al Senado de "institución profundamente antidemocrática”. Y Williamson afirma que, como resultado de la forma en que está configurado el Senado, "nuestras regiones más pobladas están profundamente infrarrepresentadas en el proceso legislativo”.
El lado positivo: más participación
Puede que EE.UU. no sea una democracia modelo, pero los estadounidenses no se han rendido. Cada vez participa más gente en las elecciones. La participación electoral en las presidenciales de 2020 fue de más del 65%, más alta de lo que había sido en más de 100 años.
"Se observa un aumento de la participación política en los últimos ocho, diez años”, dijo Berkman. "Y creo que eso es importante”.
(gg/ers)