Día Internacional de la Propiedad Intelectual
26 de abril de 2011"Si usted se dedica al contrabando, acaba en la cárcel. Pero si roba una idea, ¡no le pasa nada!”, declara el diseñador alemán Rido Busse con motivo del Dia Internacional de la Propiedad Intelectual, en entrevista concedida a la revista alemana Focus online.
Premio al mejor plagio
Activo en el diseño industrial y catedrático en diversas escuelas superiores de arte, Busse encontró expuesta en 1977, en una feria en Fráncfort del Meno, una balanza de su autoría. La exponía una empresa china. “La nuestra costaba 26 marcos alemanes; los chinos exigían la misma suma por media docena. La balanza era totalmente inexacta y habían empleado material de muy mala calidad”, explica Busse.
Protegido por la ley, el diseñador exigió indemnización y el producto salió del mercado. Hasta que la balanza reapareció fabricada por otra empresa china y luego por otra… Busse optó por otorgar Plagiarius, un "premio negativo" al mejor plagio: un duende negro de nariz dorada es entregado anualmente a los tres mejores plagios del mundo.
¿Pecado venial?
Con todo, no siempre es tan fácil reconocerlos como en el caso de la balanza: “a menudo sucede que las empresas envían a producir en Asia una cantidad determinada. Después de ella, las máquinas siguen produciendo más, ilegalmente”, dice Busse. Pero aunque se los reconozca y exista desde 1989 una ley que protege a los autores y que penaliza este tipo de delitos con hasta cinco años de prisión, en escasas ocasiones tales casos llegan a la Fiscalía, informa el diseñador.
¿El motivo? Muchos jueces ven la piratería como un "pecado venial”, dice Busse cuestionando: “Sólo con la falsificación de dinero no conocen misericordia. Pero,¿dónde está la diferencia?”
Entre plagio y falsificación, la frontera está en que el primer caso el pirata toma sólo el producto; en el segundo, también el nombre. Según Busse, en el caso de la tesis doctoral del ex ministro alemán de Defensa Karl Theodor zu Guttenberg –que conmovió a la opinión pública alemana y le costó el cargo al joven político- se trató claramente de plagio: “copió propiedad intelectual”.
¿Qué hacer?
Pero ¿cómo proteger las ideas, las palabras, la creación en la era de la “muerte de la distancia” y los contenidos gratuitos y accesibles a todos? Para las ideas materializadas, este diseñador ve en la mayor acción de las revisiones aduaneras una posible salida. Para los bienes inmateriales, think tanks como "Co:llaboratory" – en el que se encuentran científicos, juristas y representantes de empresas como Google y Wikipedia- ven la puerta en un impuesto a la cultura y la generalización de un sistema de micropagos.
¿Sálvese quien pueda?
Como fuere, mientras las regulaciones internacionales y la adecuación de los sistemas jurídicos se encuentren todavía en camino, a cada ramo le ha tocado mover su pieza en el tablero de la autodefensa. El premio Plagiarus es un ejemplo.
Al respecto, la lucha de la industria de la música en contra de las descargas ilegales es conocida: las empresas organizan o contratan pesquisas y monitoreos de la red en busca de piratas. En defensa de las ideas se echa mano también a iniciativas como http://de.guttenplag.wikia.com, que permite a colaboradores espontáneos pegar fragmentos de la tesis del ministro Guttenberg. Y existen también ramos, como el de la asociación de diarios alemanes, que exigen leyes que restrinjan el acceso gratuito a contenidos periodísticos.
Así mientras, con ocasión de la décimoprimera jornada en favor de la propiedad intelectual, la organización de Naciones Unidas pertinente (OMPI) aboga por un sistema internacional que “fomente la creatividad y la innovación de tal manera que todos salgan beneficiados”, creadores como Busse opinan con sorna: “si no tuviese una profesión, me dedicaría a trabajar en el plagio pues sigue siendo uno de los ramos más seguros".
Autora: Mirra Banchón
Editora: Rosa Muñoz Lima