Crisis en Alemania por la política de asilo: ¿qué sucederá?
16 de junio de 2018La canciller alemana, Angela Merkel, parece estar atrapada en un círculo vicioso: no es la primera vez en los últimos años que Horst Seehofer, el líder de sus aliados bávaros, la Unión Social Cristiana (CSU), está resultando ser más problemático de lo que debería ser un compañero político cercano.
Apenas hay un peldaño entre los valores conservadores cristianos básicos de los dos partidos, y, sin embargo, la retórica más abiertamente antinmigrante de la CSU ha empujado nuevamente a la alianza a una crisis, una fiebre exacerbada por las elecciones estatales que se realizarán en Baviera en octubre. El jueves, los miembros del Parlamento Federal (Bundestag) de las dos partes se reunieron por separado para determinar su próxima movida.
Un breve y falso pánico se vivió el viernes por la tarde gracias a un tweet publicado por un escritor satírico que sugería que la CSU se estaba separando de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel, lo que tocó un profundo temor en la centroderecha de la política alemana. Eso sería un terremoto político masivo y sus consecuencias durarían más que las elecciones que apresuradamente tendrían que organizar en el eventual caso.
Y es que los políticos del partido bávaro han hecho la amenaza antes. El ejemplo más reciente ocurrió en 2015, cuando Seehofer se enfrentó públicamente con la canciller sobre la política de asilo. Ahora, el hecho de que él también sea ministro del Interior, y tan directamente responsable de los controles fronterizos, le da al asunto una nueva urgencia. Entonces, ¿cuáles son los escenarios probables en la crisis actual? Estas son las opciones:
Un acuerdo mutuo
La crisis se centra en el "plan maestro" que el ministro del Interior Seehofer quería presentar el martes, pero que Merkel eliminó a última hora porque uno de sus 63 puntos –la expulsión de solicitantes de asilo en la frontera alemana– violaba los acuerdos de la Unión Europea (UE) y sería, en la práctica, muy difícil de implementar. Seehofer podría simplemente ceder en este punto; después de todo, el plan maestro aún representa el tipo de sello político importante que le gustaría hacer en su nuevo papel ministerial.
Por un momento, parecía que la CSU tenía más posibilidades de dar marcha atrás: la agencia de noticias alemana DPA informó esta semana que el partido bávaro ofreció ceder en dos puntos en una reunión de crisis el miércoles por la noche con la decisión siendo revertida después de una cumbre vital de la UE en un par de semanas.
Merkel rechazó ambas ideas. Para ella, el imperativo es ganar tiempo hasta esa cumbre; si todo va bien, puede preservar los acuerdos internacionales y, al mismo tiempo, mantener contenta el ala de derecha dentro de su coalición.
Seehofer actúa solo
No obstante, los políticos del CSU informan a los periodistas que Merkel debe tomar una decisión para este lunes. Si no se llega a un acuerdo, dicen, Seehofer simplemente impondrá el reglamento usando su autoridad como ministro del Interior, una posición que le otorga autoridad sobre la Policía Federal y, por lo tanto, sobre los controles fronterizos.
Pero esta medida solo desencadenaría una nueva crisis, porque Merkel, como canciller, tiene el máximo poder para determinar las pautas de política del Gobierno. En otras palabras, Merkel tiene el derecho constitucional de desautorizar a Seehofer y obligarlo a hacer lo que ella dice.
Seehofer renuncia o es despedido
Si se reduce a un enfrentamiento directo de poder entre los dos líderes del partido, y Merkel simplemente invalida a Seehofer, entonces la renuncia del ministro del Interior (o su despido) parecería ser el siguiente paso inevitable.
Eso, según los expertos, significaría el colapso del Gobierno de coalición, y probablemente también la división final entre la CDU y la CSU. En las siguientes elecciones, el mapa político debería ser rediseñado, porque presumiblemente la CDU presentaría candidatos en Baviera. Esto significaría inevitablemente un debilitamiento drástico de la CSU y su posible relegación a un partido regional, en lugar de ser uno regional dentro del partido federal, como lo es ahora. Esto es esencialmente impensable en el contexto de su alianza histórica, pero no se puede descartar.
Merkel llama a un voto de no confianza en el Bundestag
Otra forma de salir del aprieto sería que Merkel vaya al Parlamento alemán, probando así la lealtad de los parlamentarios de la CDU y, de hecho, la lealtad de los miembros del Bundestag socialdemócrata de centro-izquierda (SPD), el tercer partido en la gran coalición. De hecho, tal como está, los votos del SPD podrían ser los más vitales para Merkel. Eso, por supuesto, conlleva su propio riesgo: si pierde, debe renunciar y se realizarían nuevas elecciones.
El comité ejecutivo de la CDU está sólidamente detrás de la canciller, al menos eso es lo que el primer ministro de Estado de Schleswig-Holstein, Daniel Günther, le dijo al diario Neue Osnabrücker Zeitung. Sin embargo, hay buitres dando vueltas en la CDU: Jens Spahn, ministro de Salud y el crítico interno más activo de Merkel, mantuvo su distancia en la reunión del Bundestag y fue el único miembro del comité ejecutivo del partido que votó en contra de la propia sugerencia de arreglo de Merkel.
Peligrosamente para la canciller, Spahn tiene buenas relaciones con otro líder de la CSU, Alexander Dobrindt, y el líder de los Demócratas Libres (FDP), Christian Lindner, el partido favorable a las empresas que desencadenó la crisis política del año pasado al bloquear cualquier coalición con la CDU, siempre y cuando tuviera a Merkel a la cabeza. Los tres quieren que Alemania tome una postura más dura sobre la reforma de asilo. Si el tiempo de Merkel llega a su fin, es muy probable que este triunvirato conservador neoliberal llene el vacío.
Autor: Ben Knight (FEW/RRR).
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