Crisis de refugiados: las cinco tareas de la UE
25 de enero de 20161. Salvar el Acuerdo de Schengen
"Schengen está en peligro", advirtió el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, el año pasado. Desde septiembre de 2015, un total de ocho Estados Schengen han reintroducido al menos controles fronterizos temporales para frenar la llegada de refugiados. "Schengen" es el nombre abreviado del acuerdo que regula la libre circulación de personas en parte de la Unión Europea (UE). El acuerdo que permite viajar sin pasaporte. Para muchos europeos, Schengen es el símbolo por excelencia de la conexión entre los países miembros del bloque.
Además, Schengen es un motor de la economía europea. Juncker recordó recientemente que los controles fronterizos generan enormes costos. También las asociaciones comerciales alemanas han advertido de sus consecuencias financieras. Para aliviar la situación en las fronteras internas de la UE y hacer que Schengen vuelva a funcionar sin trabas, se necesita mayor cohesión europea, tanto en relación con el control de las fronteras externas del bloque como con la distribución y atención a los refugiados.
2. Mejorar el control de las fronteras externas
Para que los miembros del bloque dejen de endilgarse mutuamente, mediante el cierre de fronteras, la responsabilidad de acoger a los refugiados, la situación en las fronteras exteriores de Europa tiene que cambiar. Los refugiados deben ser registrados y atendidos lo más tempranamente posible, antes de que puedan viajar de forma ordenada a otros estados de la UE. Esto debe ocurrir en centros de registro, los llamados hotspots o "puntos calientes". Tras meses de retraso, los primeros de estos centros podrían entrar en funcionamiento. Pero su capacidad no alcanzará para atender al millón de refugiados que la UE espera en 2016. Tienen que seguirles otros hotspots, así como más personal para la ya existente agencia de control de fronteras exteriores de la UE Frontex. Además, apoyar con presupuesto a las organizaciones que ayudan a los refugiados fuera de la UE podría aliviar la situación en las fronteras exteriores del bloque.
3. Redistribuir equitativamente a los refugiados
Contra la voluntad de algunos países del Este de Europa, los ministros de Interior de la UE acordaron, desde julio de 2015, distribuir equitativamente a 160.000 refugiados por toda la UE. Hasta ahora, solo 331 de esas personas han hallado un nuevo hogar. La mayoría de las solicitudes de asilo se siguen concentrando en determinados países. Recientemente, Austria decidió establecer un tope de solicitantes de asilo porque se siente sobrecargada.
La UE tiene que velar porque los acuerdos tomados para una redistribución justa se cumplan. Eso significa también mover a ceder a aquellos gobiernos que, hasta ahora, se niegan a acoger refugiados de otros países de la UE. Los cierres temporales de fronteras han servido bien poco como método de presión. Si los titulares de Interior buscan nuevas vías para presionar a los miembros menos cooperativos, podrían, por ejemplo, amenazar con el recorte de subvenciones.
4. Respetar los derechos humanos
Los derechos humanos se están violando en muchos sentidos allí donde los refugiados buscan protección, aseguran expertos. Lo confirman las imágenes de los refugiados varados sin atención en una frontera exterior europea, o de los que se han infringido heridas graves intentando superar una valla fronteriza, o de los que en plena desesperación se han cosido la boca. Las organizaciones humanitarias critican propuestas políticas como las de inhabilitar las embarcaciones de los traficantes de personas o deportar a los refugiados de guerra a Turquía.
Dentro de la UE hay también mucho que mejorar. El Tribunal de Justicia de la UE prohíbe, desde 2011, deportar a Grecia a los solicitantes de asilo. Las condiciones de vida son indignas allí, argumenta. Consecuentemente, la UE debería incluir en su política de refugiados el aseguramiento del alojamiento y la atención a estas personas.
5. Actuar con rapidez
Si la redistribución de refugiados dentro de la UE continua al ritmo actual, se necesitarían 750 años para conseguir la meta de hallar un nuevo hogar para 160.000 personas, ha estimado el New York Times. Y no solo este episodio de la crisis demuestra la necesidad de soluciones más rápidas. También el avance de los partidos y movimientos de populistas de derecha en toda Europa señala la urgencia de una respuesta decidida de los ministros europeos de Interior. Su mayor reto: mover a la acción conjunta a los 28 Estados miembros.