Crisis de Gobierno en Kiev
19 de febrero de 2016Febrero vuelve a ser un mes de crisis en Ucrania. Hace dos años, arreciaban por estos días las protestas opositoras. Docenas de personas murieron en las batallas callejeras y el presidente Víctor Yanukovich escapó a Rusia. Ahora se tambalea la silla del primer ministro Arseni Yatseniuk, quien llegó en ese entonces al poder. La coalición de gobierno se rompió oficialmente este viernes, con la salida del partido “Autoayuda”. Previamente la había abandonado el partido Patria, de la ex primera ministra Julia Timoshenko. Ambos aspiran a la celebración de nuevas elecciones.
Trasfondo de la crisis
Los dos partidos restantes, el Frente Popular de Yatseniuk y el Bloque Petro Poroshenko, ya no tienen mayoría propia. Si no se forma una nueva coalición dentro de 30 días, el presidente podría disolver el Parlamento. Pero nada es seguro todavía.
La crisis se agudizó el martes cuanto el presidente Poroshenko sugirió la renuncia a Yatseniuk, cuya labor de gobierno fue calificada de “insatisfactoria” por el Parlamento. Sorpresivamente, sin embargo, éste superó una moción se censura, ya que más de 20 parlamentarios del partido de Poroshenko no participaron en la votación.
En Ucrania, una democracia parlamentaria, el primer ministro tiene más poder que el presidente. La presión de Occidente había impedido hasta ahora una abierta rivalidad entre Poroshenko y Yatseniuk, pero eso parece haber quedado atrás. Observadores como el destacado periodista ucraniano Vitali Portnikov creen que el presidente desea instalar en el cargo a un jefe de gobierno leal y controlar el Ministerio de Interior y de Justicia, dos carteras cruciales, hasta ahora en manos de seguidores de Yatseniuk.
Luces y sombras
El Frente Popular, que obtuvo la primera mayoría a fines de 2014, perdió respaldo rápidamente y sus resultados en las encuestas se mantienen en niveles de un dígito. En eso se basa Poroshenko para demandar una reestructuración radical del gabinete. Jelisaweta Chepetilnikova, una activista estudiantil que perteneció al consejo de coordinación del movimiento pro occidental en el invierno 2013-2014, se encuentra actualmente en Estados Unidos y mira con preocupación lo que ocurre en su patria. “Desgraciadamente vemos un retorno de las intrigas políticas”, dice a DW. Hace notar que “la sociedad civil tiene ahora más influencia en el acontecer nacional”, pero el vejo sistema sigue presente en lo político y lo económico, y resulta necesario combatir con más fuerza la corrupción.
También el balance de los expertos presenta luces y sombras. Por ejemplo, se logró estabilizar la magullada economía de Ucrania mediante la ayuda occidental. Sin embargo, la mayoría de la gente padece un dramático deterioro de la calidad de vida: la inflación llegó a fines de 2015 a cerca del 50 por ciento, mientras la economía se contrajo.
Tropiezos en el camino a Europa
La revolución de la plaza Maidan apuntaba a un futuro ligado a la Unión Europea. Sin embargo, debido a la crisis de los refugiados, la UE se encuentra en un estado tal que solo unos cuantos optimistas creen en la posibilidad de una incorporación de Ucrania. La zona de libre comercio con la UE es una realidad desde comienzos de año, pero pasará largo tiempo hasta que reporte beneficios al ucraniano común. La eliminación de la visa obligatoria podría convertirse en los próximos meses en el mayor éxito palpable en el acercamiento a Europa, pero corre peligro, dado que Ucrania tarda en promulgar las leyes necesarias.
No obstante, activistas como Chepetilnikova estiman que la anexión rusa de Crimea y el conflicto con los separatistas prorrusos en el este del país siguen siendo los grandes problemas, sin cuya solución Ucrania seguirá por largo tiempo en crisis.
Un vistazo a lo que ocurría hace dos años en Kiev