Protestas anti-nucleares en Polonia
11 de septiembre de 2012Cuando llovió veneno radioactivo en el este de Europa, Taoteusz Pastusiak, estaba en su jardín. Era 1986 y a pocos kilómetros de ahí había ocurrido la explosión de Chernóbil. Pastusiak no tenía ni idea de que una nube radioactiva se había extendido sobre Europa y cuando se enteró, era ya demasiado tarde.
Desde entonces se ha vuelto muy enfermizo y predispuesto a todo tipo de infecciones y tiene que tomar fuertes medicamentos. Hace quince años, el ex oficial de la marina se mudó a Kopalino, una ciudad costera en el norte de Polonia, pero hasta allá lo alcanzó la pesadilla del veneno nuclear. El gobierno polaco informó a los habitantes del pueblo sobre los planes de construir una central nuclear en una reserva natural cercana.
Polonia depende del carbón. Más de un 90 por ciento de su consumo de energía es suministrada por este combustible fósil que genera grandes cantidades de gases de “efecto invernadero” durante su combustión. Se espera que en el 2030 dos reactores nucleares cubran un doce por ciento de la demanda energética polaca.
No queremos aquí una central nuclear
Pero los habitantes de Kopalino no quieren tener cerca un reactor nuclear y menos aún que sea construido en una reserva natural. “La gente aquí no quiere un reactor nuclear”, dice un letrero que ha fijado Pastusiak a la reja de su jardín. Un grupo de activistas se reúne una vez a la semana para acordar acciones e informar a la población. “El gobierno nos dice reiteradamente que no nos preocupemos, que todo va a salir bien”, cuenta un ingeniero encargado de coordinar el trabajo con activistas alemanes.
Arkadiusz Roman es embajador de Polonia en Alemania. Su misión es explicar porqué Polonia, que suspendió la construcción de una central nuclear tras el accidente de Chernóbil, nuevamente tiene ambiciones nucleares. “Los reactores crearán puestos de trabajo y reducirán la dependencia de Polonia respecto al carbón”, afirma.
Tras el accidente de Fukushima en Japón, el gobierno alemán decidió apagar todos sus reactores nucleares. El último será desconectado en el 2022. Roman exhorta a no satanizar la energía nuclear. “En Japón hubo un tsunami pero en el Mar del Norte no habrá tsunami. No habrá un Fukushima en el Mar del Norte”, insiste.
Mezcla energética
El diplomático afirma que cada país tiene derecho a conformar su propia matriz energética. “Por supuesto nuestra matriz también contendrá fuentes de energías renovables. Hasta una cuarta parte de nuestra demanda será suministrada por energía eólica, solar y de la biomasa", sostiene.
Para organizaciones como Geenpeace esto no es suficiente. La organización afirma que Polonia podría perfectamente resolver su dependencia energética respecto al carbón sin tener que recurrir a la energía nuclear. El asunto provoca insomnio a Taoteusz Pastusiak, temeroso de que pronto su propiedad no valga nada. Pastusiak tiene miedo de no poder ofrecerle un futuro a su hija, que acaba de entrar a la escuela, y de que algún día vuelva a llover veneno nuclear.
Autor: Naomi Conrad/ EU
Edición: Emilia Rojas