Corrupción hace crecer tráfico de bebés en Grecia
21 de febrero de 2011
Elektra Koutra se dedica a ayudar a mujeres extranjeras que luchan por recuperar a sus hijos. Esta joven abogada griega está convencida de que hay grupos organizados que abusan de mujeres jóvenes necesitadas y las chantajean para quitarles sus bebés y luego vendérselos a parejas sin hijos.
Actualmente, la abogada Koutra representa ante la justicia a una mujer rumana y se queja de la inercia de las autoridades griegas para combatir el tráfico de bebés. “Mi clienta quiere volver a ver a su hijo, pero choca contra un muro de indiferencia y hasta con la resistencia de las autoridades”, señala Elektra Koutra.
En julio de 2009, la abogada ya había presentado una demanda ante la justicia por fraude comercial y extorsión, y la policía todavía le sigue respondiendo que el caso está siendo investigado. “Ya solicité tener acceso a los documentos de las instituciones públicas y de la maternidad, pero ni siquiera el Ombudsman griego puede consultar esos antecedentes. En suma, tenemos que luchar por cada pequeño detalle para poder seguir adelante”, critica Elektra Koutra.
Según la prensa griega, un bebé de Bulgaria o Rumania cuesta de 15 mil a 25 mil euros. La madre se queda con 3 mil euros, como máximo, en caso de que el negocio se concrete. Si se arrepiente o se resiste a entregar a su bebé, se la amenaza con agresiones.
Ciudadanos colaboran con los traficantes
“Los traficantes pueden ejercer su actividad criminal sin ser perturbados, porque disponen de ayudantes corruptos dentro de los organismos públicos”, subraya la abogada. Alexandros Zavros, director del Instituto de Política Migratoria de Atenas, también sospecha de la complicidad de los funcionarios públicos, ya que hay muchos extranjeros que, a menudo, dan cuenta de casos similares.
En la frontera greco-turca ya se logró detener a varios de los cómplices de traficantes. “En la ciudad de Patras, dos policías portuarios fueron acusados de haber asaltado a refugiados. Incluso se cree que algunos ciudadanos de las islas griegas colaboran con los contrabandistas y los mantienen informados sobre las actividades de la Policía”, comenta Zavros.
El órgano de la Unión Europea que combate la criminalidad fronteriza, el Eurojust, está combatiendo el tráfico de seres humanos entre Grecia y Bulgaria, y ha obtenido éxitos importantes, añade Elektra Koutra. Pero los trucos de los traficantes se vuelven cada vez más sofisticados.
Comercio con óvulos humanos
En la frontera norte de Grecia, ahora también florece el comercio ilegal de óvulos humanos, explica la abogada griega. “Debido a dificultades económicas, muchas mujeres aceptan donar sus óvulos a cambio de dinero. Tengo conocimiento de dadoras de Bulgaria, Rumania y Letonia”, dijo Elekra Koutra.
Hay mujeres que viajan a Grecia por unas semanas y se las somete a un tratamiento hormonal para que produzcan la mayor cantidad posible de óvulos. “Muchas de esas mujeres son víctimas del tráfico humano y la prostitución forzada, y no pasan por exámenes médicos. Además, casi no se les informa acerca de posibles complicaciones para su salud”, cuenta la abogada.
“Lo mejor sería ayudar a las mujeres afectadas en su país de origen”, opina el investigador de migración, Alexandros Zavros. En Moldavia existe un programa exitoso de reintegración para mujeres víctimas de abuso y prostitución forzada. En 2008, el mismo Zavros se ocupó de supervisar el proyecto. “Lo más importante era el apoyo psicológico, ya que muchas de las mujeres sufrían de graves traumas, llegando incluso a pensar en el suicidio”, recuerda el especialista.
Otro componente importante del programa es el entrenamiento. “Las mujeres no recibían sumas de dinero, pero financiábamos su formación y las acompañábamos en su proceso hasta que conseguían empleo”, concluye Alexandros Zavros.
Autor: Jannis Papadimitriou/ Cristina Papaleo
Editor: José Ospina Valencia