Siemens: corrupción que deja huellas
9 de diciembre de 2009Fueron momentos difíciles para la empresa alemana de fama mundial. En noviembre de 2006, comenzó a correr el rumor de que empleados de Siemens habían malversado dinero de la empresa para sobornar a clientes potenciales. La fiscalía de Munich allanó viviendas y oficinas de empleados, y al presidente del Consejo Regulador de la firma, Heinrich von Pierer, se le exigió pagar la suma de cinco millones de euros para evitar una demanda de Siemens en su contra.
Un sistema por demás corrupto
“Estábamos seguros de haber tomado medidas efectivas para detener ese tipo de comportamiento, como consecuencia de casos de corrupción que conocíamos. Lamento profundamente que, como se comprobó luego, no hayamos tenido el éxito suficiente”, comenta hoy Heinrich von Pierer.
En aquellos últimos meses de 2009 y a comienzos de 2010, no hay un día en el que no se ventilen nuevos detalles sobre el caso de corrupción en Siemens. Al comienzo, se habla de que los pagos son de cientos de millones, mas luego las cifras de los sobornos aumentan día por día. El sector de telefonía parecía ser el más afectado por las tácticas corruptas. Con ayuda de cajas en negro, contratos con asesores inexistentes y firmas fantasma, este sector había obtenido encargos en todo el mundo. Ya sea en Rusia, Nigeria o Grecia, los empleados del departamento de Distribución motivaban con dinero ilegal a empleados estatales y representantes corruptos a elegir la calidad de los productos de la marca Siemens.
Y la empresa hacía la vista gorda, en especial en la época en que Von Pierer era presidente de la Junta Directiva. Como consecuencia de ello, Heinrich von Pierer renuncia en 2007 a la presidencia del Consejo Regulador. Su sillón es ocupado por el ex presidente de Thyssen-Krupp, Gerhard Cromme, que recrudece las medidas de control dirigidas a directores, tanto actuales como anteriores. Esto es sumamente necesario, ya que Siemens cotiza en la Bolsa de Nueva York, y los controles supervisores de la bolsa, junto con el ministerio de Justicia de EE.UU. no perdonan a nadie en casos de corrupción, y hasta amenazan con multas de miles de millones de dólares.
Poco después de Heinrich von Pierer, otro de los directivos de Siemens tira la toalla. Se trata de Klaus Kleinfeld. “Este estado de incertidumbre es inaceptable, tanto para los empleados como para los clientes, los accionistas, y también para mí”, manifiesta Kleinfeld. “En este contexto, me resulta importante remarcar que no hay cargos en mi contra. No hay nada que me comprometa”, asegura el funcionario. Desde el punto de vista jurídico, esto puede ser correcto. Pero, en ese entonces, Kleinfeld era director ejecutivo y llevaba 20 años en la empresa. Era, por lo tanto, parte del sistema. Un sistema que despojó a Siemens de alrededor de 1.300 millones de euros.
El presidente del Consejo Regulador, Gerhard Cromme, hace más tarde un balance de la situación: “Hicimos todo lo que pudimos para aclarar lo sucedido en el pasado, para revelar las razones de ese accionar equivocado y superarlo. Pero la envergadura del caso era aterradora, en todo sentido”, señala Cromme.
Los accionistas tienen la última palabra
En total, los daños a Siemens ascienden a cerca de dos mil millones de euros. La audiencia provincial de Múnich describe la actitud de los ex responsables de Siemens en su primer veredicto contra uno de los directores como la de “cerrar los ojos y aceptar con un guiño” lo que estaba sucediendo. En cuanto al sistema, lo describe como una “irresponsabilidad organizada”.
Como en toda empresa, en Siemens también había encargados contra la corrupción. Pero, según el tribunal, eran como bomberos que iban a apagar un gran incendio con un vaso de agua. Y eso se tenía que terminar. El austríaco Peter Löscher iba a personificar el comienzo de una nueva etapa: “La marca Siemens representa negocios limpios, siempre y en todo lugar. Esa es nuestra exigencia como directivos, a la que nos enfrentamos con claridad y decisión. Y eso significa, por tanto, que hay cierto tipo de negocios que no concretamos”.
El proceso de elaboración y aclaración sigue avanzando, lo que también impresiona a la justicia de EE.UU., que hace un año aceptó el pago de una multa de 600 millones de euros. Desde entonces, Siemens demandó a diez de sus ex funcionarios directivos, que le pagan a la empresa sumas que van desde los 500.000 euros a los cuatro millones de euros. Von Pierer es quien más dinero paga. Y con esto, gran parte del escándalo de Siemens podría llegar a su fin. Pero son los accionistas quienes tienen la última palabra, y se espera su decisión para la asamblea general, en enero de 2010.
Autor: Wolfram Schrag/ Cristina Papaleo
Editor: José Ospina Valencia