Coronavirus y calor: doble peligro en Europa
10 de abril de 2020Días calurosos, cielo azul y jardines florecientes: en muchos lugares de Europa esta primavera boreal es de ensueño. Sin embargo, los agricultores no la ven con tan buenos ojos, ya que necesitan que llueva para que no se pierdan las cosechas debido a la sequía, como el año pasado.
Este es un problema que en 2020 corre paralelo a la pandemia del nuevo coronavirus. Pero los agricultores europeos parecen estar más preocupados por otra cosa: a causa del cierre de fronteras, los trabajadores temporeros no pueden ingresar este año a países como Alemania, y no hay personal para la siembra.
El calentamiento global continúa
En Alemania, "enero fue demasiado caliente. Y no hay indicios de que el calentamiento global se haya reducido”, explica a DW Andreas Becker, del Servicio Alemán de Meteorología (DWD, por sus siglas en alemán), desde Fráncfort del Meno. Además, enero y marzo de 2020 han sido demasiado secos. Febrero, en cambio, fue muy húmedo, con el ascenso del nivel del río Rin, por ejemplo, a más de seis metros. Ahora, el Rin está bajando: llegó al nivel promedio de 3,5 metros, y sigue descendiendo. Al menos esas lluvias de febrero lograron equilibrar la pérdida de humedad en los suelos que hubo el año anterior, dice Becker.
En el verano de 2018 y 2019, Europa vivió un récord de calor con más de 40 grados. El suelo madre, que debe tener una profundidad de 20 a 50 centímetros, se ha recuperado mejor que las capas más profundas, que llegan hasta los dos metros, muy importantes para el crecimiento de los árboles. Pero aún hay "restos de un déficit” de humedad, por las escasas lluvias de marzo, según el experto, que hace que la situación en Alemania linde con la sequía.
En 2019 hubo una cantidad inusualmente alta de precipitaciones en el norte de Alemania, dice por su parte a DW Andreas Marx, de la Oficina para el Clima de Alemania Central, en el Centro Helmholtz de Investigación Ambiental, de Leipzig. Sin embargo, paralelamente también se registraron temperaturas desacostumbradamente altas. La sequedad del suelo se ve asimismo afectada por un invierno suave, casi sin nevadas.
Por lo general, los meteorólogos no quieren dar pronósticos sobre cómo será el próximo verano boreal, ya que las predicciones meteorológicas para un período de una a dos semanas pueden ser inciertas. Becker y Marx confirman que el clima en Europa es difícil de pronosticar debido a la presencia de montañas, cuencas hídricas y del Océano Atlántico. Pero ambos parten de que este verano será en Europa más caluroso que los anteriores. En Alemania, por ejemplo, podría darse un aumento de temperatura en un promedio de 0,5 grados hasta 1 grado. Andreas Marx cuenta con que el verano no solo será caluroso, sino también extremadamente seco. "Los días calurosos en Alemania superan ya los 30 grados”, señala. En ciudades como Leipzig, incluso hubo 36 días con esa temperatura en 2018, y en 2019 fueron 29. Y eso tiene graves consecuencias para la salud y para la agricultura.
Coronavirus y calor: ¿qué pasará?
Si todo es como auguran los expertos, este verano los europeos tendrán que lidiar, además de con las restricciones por el coronavirus, también con el calor extremo. Eso es, sobre todo para las personas mayores -es decir, para el principal grupo de riesgo de COVID-19-, una sobrecarga extrema. Aparte del hecho de que cuando hace mucho calor es molesto colocarse una mascarilla de protección.
Finalmente, el humo de incendios provocados por la sequía sería un factor adicional negativo para la salud, ya que las personas que contraen COVID-19 y sufren de síntomas pulmonares correría un peligro aún mayor. Al menos, Andreas Becker, del DWD, no cree que en Europa se produzcan incendios apocalípticos como en otras partes del planeta. (cp/dz)
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